Este artículo se publicó hace 13 años.
El Bizkaia calibra su capacidad de reacción para seguir vivo en la final
El Bizkaia Bilbao Basket necesita volver a demostrar mañana en el Palau Blaugrana (18:15 horas) su ya acreditada capacidad de reacción ante la adversidad para, después de la dura derrota encajada ayer en el primer partido frente al FC Barcelona, tratar de seguir vivo en la final de la ACB.
El equipo bilbaíno, debutante en una final, pagó cara la novatada frente a un rival que desde el salto inicial impuso su jerarquía.
Esa "presión positiva" de la que había hablado Fotis Katsikaris los días previos se volvió en contra del grupo y atenazó a unos jugadores incapaces de frenar el rodillo azulgrana.
Sin velocidad ni agresividad defensiva este Bizkaia es un equipo vulnerable, como casi todos, y más aún ante un Barça al que no le apretó en absoluto el traje de favorito. De la mano de un Lorbek magistral, el equipo de Xavi Pascual se aplicó en todas las facetas para despertar de su dulce sueño a los 'hombres de negro'.
Sin embargo, la reacción del último cuarto, aunque con el partido ya perdido, refuerza el optimismo en las filas bilbaínas. En esos diez minutos finales los de Katsikaris volvieron a ser ese equipo aguerrido, intenso y por momentos brillante que ha deslumbrado en estos 'play off'.
Como pocas horas después del partido expresó el propio presidente del Bilbao Basket, Pedja Savivic, en una conocida red social, "el hielo ya está roto, ahora vamos a pescar".
Ahí precisamente radica la principal virtud de este equipo, su capacidad para sobreponerse ante cualquier adversidad, de desafiar pronósticos y estadísticas y dar lo mejor de sí en situaciones límite.
El sábado será una de ellas. Si el Bizkaia vuelve a perder, el Bilbao Arena será escenario el martes de un primer 'match ball' que con el desarrollado instinto ganador que posee el Barça se antoja muy complicado de neutralizar.
Sin embargo, una nueva campanada bilbaína en el fortín azulgrana aseguraría dos partidos en la capital vizcaína, donde el ya conocido como 'efecto Miribilla', creado por un pabellón abarrotado y entregado a su equipo, ha obrado casi milagros esta temporada.
El principal hándicap para el técnico griego será, como en cada uno de los partidos de las eliminatorias, la limitada rotación interior provocada por la lesión de Edu Hernández-Sonseca, circunstancia que en el primer asalto de la final favoreció el dominio de Fran Vázquez, N'Dong, Perovic, Morris y, sobre todo, Lorbek.
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