Este artículo se publicó hace 14 años.
Bogotá se rinde a la magia nocturna de Henao y al romance de la moda argentina
El Círculo de la Moda de Bogotá se rindió hoy a la fascinante magia nocturna de Isabel Henao y a la pasión y elegancia de los diseñadores argentinos, que tomaron la capital colombiana capitaneados por los romances hollywoodienses de Mónica Socolovsky, los años veinte de Senra y el misticismo de Pampacorral.
Enmarcada en la II Semana Internacional de la Moda de Bogotá, la que abrió fuego este jueves fue la diseñadora Isabel Henao, que creó una mujer que pasea a través de las sombras de la noche, jugando con las colores, sonidos y formas emergentes de la oscuridad.
"La noche siempre me fascina -explicó a Efe Isabel Henao-. Tiene que ver mucho con la inspiración y los momentos de soledad en los cuales tienes más espacios de reflexión y creación".
Partiendo del negro y el gris, algo inédito en sus colecciones, Henao dilata sus pupilas para encontrar en la nocturnidad colores como el rojo, vino, violeta, rosa, azul y amarillo, que se destacan en materiales como viscosa, lanas, algodón, nusuede, seda y jersey.
Así, entre la oscuridad del negro y los cortes clásicos, base de su propuesta, la mujer de Henao aprende a utilizar todos los sentidos para orientarse, descubriendo que la noche rebosa también luz, colores y formas que no aparecen a simple vista.
Unos opuestos que emergieron en texturas de cortes y piezas colgantes, mosaicos de colores degradados a negro líneas geométricas y formas drapeadas, llevados en volandas de la música en vivo de la banda de nu jazz swing Monsieur Perine, que impregnó de inspiración la puesta en escena de la ovacionada diseñadora.
Como aclamado fue también el desembarco de los diseñadores argentinos invitados a Bogotá, que conquistaron al público blandiendo propuestas repletas de romanticismo, pasión y elegancia, con también referencias a la multiculturalidad latinoamericana.
Amores de película y heroínas épicas de cine fueron la inspiración de Mónica Socolovsky, que presentó una mujer "sexy, sensual, pero sutil", que "está orgullosa de ser mujer", y que, como las divas de Hollywood que inspiraron a Socolovsky, "no tiene miedo de ser ella misma", apostando por hombros y cinturas marcadas.
Con trazos de barroquismo y modernidad de las heroínas del cómic, la paleta abarcó rojos, morados, negros y crudos y accesorios como fajas, chabots y collares rebordados al estilo barroco.
Con materiales como la organza, el terciopelo y la seda natural en gasas de chiffon y satenes, la silueta femenina se remarca en prendas como blazers, shorts, vestidos largos, faldas con blusas ajustadas en la cintura con fajas rebordadas y pantalones amplios.
Marcelo Senra, por su parte, mezcló las etnias argentinas y peruanas con el look dandy de los años veinte, combinando siluetas orgánicas con otras rectangulares, que crean tejidos envolventes, insinuantes, femeninos y a la vez, funcionales.
Colores tierra, como el chocolate y el gris, coquetearon con el carmín, uva, violeta y verde oscuro, en prendas entalladas y pantalones inspirados en bombachas de campo.
Lucía G-Ollataguerre presentó para la marca Pampacorral a una mujer mística, que busca su mundo interior, con diseños urbanos y vanguardistas que incluyeron prendas simples, con juegos asimétricos, volados y arrugas.
Inspirada en el romanticismo barroco, la propuesta de la diseñadora equilibró volados etéreos con cuellos robóticos, que dotan de personalidad a la mujer, sin dejar la funcionalidad.
La elegancia de mediados de siglo XX llegó de la mano de Cardon, que acompañado del tango propuso líneas clásicas en los cortes y los accesorios, mientras que Roxana Liendro, diseñadora de la marca Santos Liendro exploró las culturas precolombinas con siluetas amplias que destacan la cintura y enfatizan el talle, y aplicaciones en metales, astas vacunas y bordados.
También Francisco Ayala exploró la iconografía de las antiguas culturas latinoamericanas con una propuesta de siluetas marcadas y líneas simples hasta la cadera, para crear una figura proporcional y estilizada, con el uso de diagonales y cortes que afinan las formas, en colores amarillo y negro, salmón, lila y distintos verdes.
Todo calzado con los zapatos de Paruolo, que propuso botas de bucanera, borcegos, botinetas acordonadas con tacón y punta abierta para la noche y chatas para el día, en cueros rústicos y nobles, por tal de que la moda argentina pisara más fuerte que nunca en su exitosa conquista de la capital colombiana.
Àlex Cubero
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