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Bono vuelve a negarse a quitar los tres cuadros franquistas

El presidente del Congreso se escuda en la Mesa pese a que nunca se pronunció

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El presidente del Congreso, José Bono, sigue siendo el principal obstáculo para que los retratos de los tres presidentes de las Cortes franquistas sean retirados de los pasillos de la Cámara. Contra él llevan chocando durante meses las solicitudes a este respecto que el diputado de ICV, Joan Herrera, le ha remitido desde que ocupó el cargo. La última, del pasado 22 de julio, fue ventilada un mes después con una breve carta en la que Bono reitera sus anteriores negativas. Incluso se permite recordar que la batalla viene de lejos. En su respuesta, el ex ministro asegura acusar recibo tanto de la última misiva como de otras de "anteriores legislaturas", tanto de Herrera "como del señor Anasagasti [PNV]".

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La larga historia de la reivindicación no basta para que Bono se detenga en argumentos jurídicos. Es más, el presidente de la Cámara pasa de puntillas por los que esgrimía Herrera. Según el diputado catalán, la Ley de la Memoria Histórica obliga al Congreso "a la retirada de simbología franquista", de la misma forma que "se está procediendo" en otras instituciones y ministerios. Bono lo niega de forma sumaria. "De la atenta lectura de su contenido no parece desprenderse que el Congreso esté incumpliendo dicha norma", se limita a contestar.

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Bono niega que su permanencia vulnere la Ley de Memoria Histórica

Bono descarga el peso de su rechazo a retirar los polémicos cuadros en una decisión de los nueve diputados de la Mesa (cuatro del PP, tres del PSOE, uno de CiU y otro del PNV), que conforman el máximo órgano de gobierno de la Cámara. En la carta recuerda a Herrera que, con motivo de las obras del pasado verano en el Congreso, planteó la "posibilidad de introducir cambios en la ordenación" de los retratos. "Sin embargo, la decisión de la Mesa fue, de manera unánime, mantener la galería en su anterior ordenación", concluye.

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Los argumentos de Bono son verdad sólo a medias. Es cierto que en diciembre del año pasado la Mesa decidió no modificar la situación de los cuadros, pero lo hizo como mal menor. Un informe técnico de la Cámara proponía cambiar la ubicación de forma que el retrato de Esteban Bilbao, conocido por la represión que ejerció en Euskadi (ver recuadro), quedaba frente al despacho de José Ramón Beloki, del PNV. Los miembros de la Mesa entendieron la situación como una ofensa al diputado vasco y decidieron paralizar el cambio. La reunión, por tanto, no discutía si conservar los cuadros, sino dónde situarlos. Es más, al menos dos de los miembros de la Mesa aseguran no tener constancia de que se haya discutido esa posibilidad de manera formal.

Joan Herrera reclamó de nuevo en julio la retirada de los retratos

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Fuentes del PNV recordaban ayer, igual que Bono en su carta, que fue uno de sus diputados, Iñaki Anasagasti, quien abrió en su día la guerra contra la presencia de los retratos. El día que una hipotética retirada se someta a votación será imposible la unanimidad. Entonces, al menos José Ramón Beloki votaría a favor de que los cuadros de los tres dirigentes franquistas vayan a parar a un almacén.

Por el momento, ni siquiera se ha avanzado en una solución intermedia, con la que estarían de acuerdo la mayoría de los grupos. En julio, Herrera reprochaba que no figurara junto a los cuadros ninguna "explicación de que dichos presidentes lo eran de unas Cortes constituidas en dictadura, tras un golpe de Estado". El propio Bono aseguró hace más de un año que haría "constar" junto a los retratos de los tres presidentes predemocráticos dicha condición. "Yo quiero que se resalte para que nadie se llame a engaño", defendió durante una entrevista.

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(1943-1965) Esteban de Bilbao Eguía
Antes de su compromiso con la dictadura, Esteban de Bilbao había demostrado sus inclinaciones ultraconservadoras. Con sólo 25 años, en 1904, fue suspendido como concejal de Bilbao por expulsar a un pastor protestante de un acto oficial. Más tarde colaboró con la dictadura de Primo de Rivera. Durante la Segunda República participó en el golpe de estado de Sanjurjo, lo que le valió ser encarcelado hasta la sublevación de Franco. Ya en la etapa franquista ocupó el Ministerio de Justicia, cargo en el que, durante la represión, estampó su firma en multitud de penas de muerte. Fue presidente de la Cortes hasta 1965, cinco años antes de su muerte.

(1965-1969) Antonio Iturmendi
Iturmendi siguió los pasos de Bilbao, a quien sustituyó al frente del departamento de Justicia primero y de las Cortes franquistas, más tarde. Poco antes de abandonar el cargo fue el encargado de tomar juramento al príncipe Juan Carlos de Borbón como sucesor del jefe de Estado.

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(1969-1975) A. Rodríguez de Valcárcel
Alejandro Rodríguez de Valcárcel cobró relevancia por su papel obligado durante los primeros instantes tras la muerte de Franco. Fue quien, como presidente de la Regencia, traspasó los poderes a Juan Carlos I. Comprometido profundamente con el movimiento, fue de los pocos asistentes que no se levantaron durante el discurso del rey. Sus palabras poco antes, “señores procuradores, señores consejeros, desde la emoción en el recuerdo a Franco: ¡Viva el rey! ¡Viva España!”, dieron muestras de escaso aperturismo.

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