Este artículo se publicó hace 15 años.
"Bruce no hace planes en directo"
El guitarrista de la E Street Band es el protagonista inesperado de esta gira del 'jefe': abre cada show con un tema tradicional en su acordeón
Dos espectadores del concierto de Springsteen en Bilbao el pasado 26 de julio hacían una quiniela minutos antes de empezar el espectáculo. "¿Con cuál empezará? ¿Badlands?", dice uno. "Yo apuesto que con No Surrender", responde el otro. Nada más lejos de la realidad.
El espectáculo empezó con Desde Santurce a Bilbao, interpretada en solitario al acordeón por Nils Lofgren (Chicago, 1951), guitarrista de la E Street Band. Dos días después, en Sevilla, se soltó la melena con Sevilla tiene un color especial, para regocijo de la afición. Lofgren cumple este año su 25 aniversario con la E Street Band, desde que sustituyera a Steve Van Zandt en 1984.
Este virtuoso guitarrista, al que se ha llamado el Jimi Hendrix blanco, también tocó con Neil Young y tiene varios discos en solitario. Recientemente, a comenzado a dar clases de guitarra en su página web (www.nilslofgren.com).
¿Recuerda el día que Springsteen le llamó para unirse a la E Street Band en 1984?
Hubo un par de llamadas. En la primera, me pidió que fuera a New Jersey un fin de semana. Yo vivía en Washington, que está a cuatro horas, y me instalé en su casa. Esto fue cuatro o cinco meses antes de que se publicara Born in the USA, cuando acababa de mezclarlo. Estuvimos tocando en clubs con varias bandas y escuchamos el disco, que me pareció maravilloso. Cuatro meses después, me llamó para ensayar con la banda. En ese momento, yo ya sabía que Steve Van Zandt había decidido hacer un disco en solitario y me di cuenta de que se trataba de una audición. Ensayamos un par de días en un bar de Red Bank (New Jersey) y así aprendí sus canciones más populares sin que nadie tuviera que estar gritándome los acordes al oído. Badlands, The promised land, Thunder road... Incluso algunas del nuevo disco, antes incluso de que saliera a la venta. Salió bien y me pidió que me uniera a la banda. Estaba emocionado y dije que sí. Volví a Washington, hice las maletas y me mudé a su casa. En cuatro semanas comenzó la gira. Tras 20 conciertos, empecé a sentirme cómodo.
¿Conocía a Bruce de antes?
Sí, desde hacía mucho. Yo era fan suyo y en los setenta iba a verle a menudo en concierto. En 1970 tocamos en San Francisco: yo con mi banda y él con la suya, que por entonces se llamaba Steel Mill.
¿Por qué pensó en usted?
Yo viví en Los Ángeles durante un tiempo. Allí veía a Bruce a menudo. Un día salimos a dar una vuelta y estuvimos hablando de música. Aparcamos el coche, escalamos una colina de arena que Bruce conocía, y allí estuvimos varias horas. Recuerdo que le hablé de que me gustaba tocar en bandas, de mi experiencia con Neil Young, con el que grabé los discos After the gold rush y Tonights the night. Creo que, años después, Bruce recordó eso y cuando necesitó un guitarrista, me llamó.
¿Podría definir a Springsteen en tres palabras?
Mmmm... [Silencio] ¡Es muy difícil! Talento, pasión y fuerza.
¿Cómo surgió lo de tocar canciones tradicionales al inicio de cada concierto?
Fue en Suecia, donde dimos el primer concierto de la gira europea. Tengo antepasados suecos, así que de pequeño aprendí canciones folclóricas del país. Le sugerí a Bruce que podría enseñar una canción a Roy y Charlie los dos teclistas de la E Street Band y que podríamos tocarla en algún momento del show. En cambio, la idea de Bruce fue que empezará el concierto con ella yo solo, mientras la banda tomaba posiciones en el escenario. Mi idea era hacerlo solo en Suecia, pero gustó tanto que continué haciéndolo. De repente, me encontré buscando información de canciones tradicionales en cada país que visitábamos.
¿Cómo las encuentra?
Preguntando a la gente de la promotora, a la gente del hotel... Normalmente pregunto a varias personas, para elegir bien. Cuando dos personas distintas me hablan de una canción concreta, entonces está claro que esa canción es muy popular. En España me he llevado una sorpresa, porque en otros países una canción servía para todas las ciudades. Pero en vuestro país me dijeron que cada ciudad tenía su propia canción, así que no sé ni lo que tocaré mañana [la entrevista se celebra un día antes de su concierto en Benidorm, donde finalmente tocó Los Pajaritos].
¿Y cómo aprende la canción?
Busco en Internet. Intento encontrar la partitura. No leo muy bien música, pero me apaño. Y luego busco un CD con la canción para poder escucharla. Tienes que tener cuidado, porque si la tocas mal puedes ofender a la gente. Es todo un trabajo...
Otra novedad de la gira es que tocáis canciones que la gente pide con carteles. Algunas no son ni del repertorio de Bruce, como el otro día en Bilbao con You never can tell. ¿De verdad las improvisáis en el momento?
Claro. You never can tell nunca la habíamos tocado en concierto. Yo casi ni la conocía. Por si fuera poco, Bruce cambió el arreglo completamente y en mitad de la canción le propuso a Charlie Giordano que hiciera un solo de acordeón y a Sozzie Tyrell uno de violín. La cambió completamente, en directo. Ninguna banda hace algo así.
¿Cuál ha sido la versión más difícil?
Pretty woman, porque tiene una serie de acordes poco común. Cuando llegamos al puente, que hay un cambio bastante raro, lo que hice fue dejar de tocar los acordes y sólo golpear las cuerdas, haciendo percusión con la guitarra. Porque si te equivocas de acorde la estropeas. Es todo un reto.
¿Por qué toca tan pocas canciones de su último disco, Working on a dream?
Bruce toca lo que le motiva en ese momento. Lucky Day, por ejemplo, sonaba muy bien al principio de la gira. Pensé que continuaría toda la gira, pero de repente desapareció. No hace ningún plan, sino que cada día toca lo que le apetece.
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