Brufau no prevé la entrada de grupos extranjeros en YPF

Repsol no prevé dar entrada en el capital a inversores industriales extranjeros en su división argentina YPF y cuenta con el apoyo del Gobierno del país para reducir su participación mediante una colocación en bolsa, dijo el presidente de la petrolera, Antonio Brufau, en una entrevista con Reuters Insider TV.

"No serán inversores industriales extranjeros. Básicamente los inversores industriales en YPF son Repsol y, en este punto, el grupo Peterson (propiedad del empresario argentino Enrique Eskenazi), que es nuestro socio allí", dijo Brufau en una entrevista realizada el martes.

Peterson tiene un 15 por ciento de YPF y la opción de comprar un 10 por ciento adicional antes de 2012.

La petrolera, que controla un 84 por ciento de YPF, quiere reducir su participación hasta el entorno del 51 por ciento y, a pesar de los rumores de muestras de interés de grupos chinos por su filial, apuesta por una colocación en bolsa. Esta opción cuenta con el visto bueno del gobierno argentino, que tiene poder de veto en YPF.

"Creo que tenemos todo el apoyo de las autoridades argentinas para la OPV o para encontrar otros socios que se nos unan (...), para crear una estructura de capital normal para YPF que cree un sabor más argentino para la compañía. Ese es nuestro objetivo", dijo el ejecutivo.

YPF, valorada en una banda de 17.000 a 18.000 millones de euros según los rumores de ofertas de este verano, es responsable de dos tercios de la producción de Repsol y es una fuente de generación de caja en un momento en el que la crisis afecta a los márgenes de producción y de refino.

Para compensar la madurez de los campos argentinos, Repsol se embarcó en la búsqueda de nuevas zonas de suministro en el Golfo de México -donde compró una participación en un campo en producción- y apostó por áreas nuevas como Brasil, con enormes descubrimientos en los últimos meses que requerirán fuertes inversiones adicionales.

NO ACUDIRÁ AL MERCADO

El actual plan estratégico de Repsol para 2008-2012 contempla unas inversiones de unos 29.000 millones de euros, de las cuales unos 12.000 millones están destinadas a la división de exploración y producción.

A pesar del reto inversor, el presidente señaló que la petrolera tienen una buena situación financiera y que es capaz de hacer frente a sus planes sin necesidad de acudir a los mercados.

"No vamos a recurrir a los mercados a por 'cash' (...) Tenemos una situación muy confortable", dijo Brufau.

Sin embargo, reiteró que dados sus recientes éxitos exploratorios podría buscar socios para desarrollar proyectos vendiendo participaciones en pozos o realizando intercambios de activos cuando llegue el momento.

"Obviamente si necesitamos desarrollar Brasil (...) el dinero necesario será significativo y en ese momento buscaremos socios o gente que invierta con nosotros. No es un problema, cuando tienes petróleo, tienes dinero", dijo Brufau.

Con respecto a los precios del crudo, el ejecutivo dijo que los actuales niveles en torno a los 80 dólares por barril, reflejaban los fundamentales. Brufau señaló sin embargo que era probable que la demanda repuntara y que tendría repercusión en los precios.

SE MANTIENE LA CAÍDA DEL 4% DE LA DEMANDA EN ESPAÑA

La demanda de productos petroleros en España, resentida por la crisis, continúa cayendo a los niveles del año pasado, cuando bajó un 4,6 por ciento, dijo Brufau.

"En enero, en España hemos visto que la demanda está bajando a niveles del 4 por ciento, como el año pasado", dijo el ejecutivo, debido a la crisis del sector inmobiliario y la tendencia al ahorro de los ciudadanos.

Tradicionalmente, la actividad de refino y marketing -segunda pata de los resultados de Repsol y mayormente centrada en España- ha sido otra fuente de efectivo para financiar el crecimiento del grupo.

Brufau señaló que cree que España necesita una dosis de optimismo y un cambio de modelo económico para salir de la crisis, apoyando la ley de economía sostenible y las subidas de impuestos.

Señaló que el mercado laboral español ya es flexible y no veía "extremadamente necesaria" una reforma laboral en el país. El ejecutivo abogó por centrar los esfuerzos en mejorar la productividad.