Este artículo se publicó hace 14 años.
Bruselas llega a Portugal pidiendo más austeridad y privatizaciones
Las negociaciones con Lisboa durarán al menos dos semanas

La Unión Europea y el FMI hacen inventario en Lisboa. Una misión de los técnicos de Washington, junto a los del Banco Central Europeo (BCE) y de la Comisión Europea peinarán desde hoy los libros del Ministerio de Economía de Portugal para identificar tanto los problemas que amenazan a su financiación en los mercados como la fortaleza de sus activos públicos. La semana que viene, tras saber con exactitud cuánto dinero necesita Portugal y para qué, los técnicos comenzarán "la negociación política sobre la condicionalidad", en palabras de Amadeu Altafaj, portavoz del comisario europeo de Economía, Olli Rehn.
Tras el acuerdo de los ministros del Finanzas de la zona del euro, el pasado viernes, esa negociación política será en definitiva un tira y afloja sobre los servicios públicos que deberán ser privatizados, así como la reducción del déficit y el aumento de los ingresos que Portugal necesita para volver a los mercados tras los tres años que durará el programa de reformas y el rescate europeo.
Rehn adelantó el viernes que el rescate ascenderá a 80.000 millones, una cifra que sentó mal entre el resto de ministros al debilitar la posición negociadora de la UE. "Nunca firmo un cheque hasta ver la cuenta", llegó a asegurar ChristineLagarde, la titular francesa, augurando que Portugal tendrá que pagar muy cara por la solidaridad europea.
Las negociaciones incluirán no sólo al Gobierno, sino a los partidos de la oposición, ya que tras la disolución del Parlamento y en plena campaña electoral, la UE espera lograr un acuerdo vinculante de todas las voces con posibilidad de gobernar tras los comicios del 5 de junio. Sin embargo, la polarización política y la campaña electoral sugieren unas negociaciones muy complejas en las que la única posición sin titubeos será la de las instituciones internacionales. De los 80.000 millones que se incluirán en el programa, parte serán préstamos con intereses de la UE y el FMI, mientras que otra partida podría proceder de las privatizaciones portuguesas. Además, como en el caso de Irlanda, los bancos portugueses serán recapitalizados para reducir su dependencia del BCE.
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