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Bruselas y el FMI buscan sucedáneos a la Tasa Tobin

Bruselas se apoya en informes del organismo internacional para descafeinar la puesta en marcha a nivel comunitario de un gravamen sobre las transacciones financieras

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El comisario europeo de Fiscalidad, Algirdas Semeta, concentra desde hace unos días las iras de la coalición de ONG y de fuerzas políticas favorables a la instauración de una tasa contra la especulación financiera. Después del voto favorable del Parlamento Europeo, a primeros de marzo, para instaurar la Tasa a las Transacciones Financieras (TTF) en el seno de la UE, Semeta se ampara en estudios del Fondo Monetario Internacional (FMI) para poner objeciones, retrasar plazos y buscar supuestas alternativas que impidan su lanzamiento.

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La tasa financiera, también llamada Tasa Tobin o, más recientemente, Tasa Robin Hood, es un proyecto histórico destinado a gravar las transacciones con divisas y títulos, muchas de las cuales, de forma creciente, son puramente especulativas. Actualmente, en seis días de cambio de divisas se alcanza el volumen del PIB mundial de un año, y las transacciones con títulos y derivados representan 60 veces ese mismo PIB de nuestra economía real.

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El Europarlamento votó en marzo a favor de una Tasa Tobin en la UE

Con un gravamen del 0,05% por operación bilateral, se lograría desanimar algo a los especuladores de buena parte de esas operaciones, y, además, se podrían recaudar del orden de unos 400.000 millones de euros anuales fijos. Un monto que, según el plan inicial, iría a financiar la lucha contra el subdesarrollo, el desorden climático y la pobreza.

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Tras unos interminables diez años desde el primer informe multilateral a alto nivel de Gobierno (el elaborado por Francia y Alemania en la era Schroeder y Chirac-Jospin), y después de 30 años de trabajo de las ONG y de economistas, el proyecto de Tasa Robin Hood dio un paso fundamental hace unas semanas: El Parlamento Europeo votó no sólo una enésima resolución de apoyo a una tasa financiera a nivel mundial, sino que incluso aprobó, y esta era la principal novedad, la instauración de ese gravamen antiespeculación directamente en la UE, de forma unilateral si es necesario.

La votación colocó bajo presión al presidente de turno delG-20, el presidente francés Nicolas Sarkozy, muy pródigo en declaraciones favorables a la tasa, pero siempre listo para afirmar que sólo es aplicable a nivel mundial, o mediante una experimentación previa en un grupo piloto de países. La caída en desgracia del anterior ministro de Exteriores galo, Bernard Kouchner, hace seis meses, también fue una manera de liquidar de una vez por todas el impulso inicial francés, sincero y originado por la diplomacia de Estado, a la Tasa Tobin.

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El comisario de Fiscalidad cree que el gravamen «debe ser a nivel mundial»

Desde el voto de los eurodiputados de marzo, todas las alarmas parecen haberse disparado en el mundo financiero. Porque el comisario Algirdas Semeta, no muy activo anteriormente en materia de "fuentes de financiación innovadoras", ahora no para de encontrar alternativas al proyecto de Tasa Tobin europea.

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Hace un par de semanas, Semeta subrayó que, a su juicio, la Comisión sólo tiene un mandato del Consejo Europeo. Por lo que "la introducción de una Tasa a las Transacciones Financieras", dijo, "debe explorarse y desarrollarse a nivel mundial". Descartaba así, por lo tanto, en las propuestas que debe hacer el Ejecutivo comunitario antes del verano, la instauración en la UE, pese a que eso es lo que ha decidido la Eurocámara. Además, formuló una larga serie de objeciones clásicas (competitividad, viabilidad técnica). Semeta aseguró que la tasa financiera sería "contraproducente" porque introduciría "medidas que repercuten negativamente en la costo de acceso a la financiación para las empresas"; una frase que equivale a dar patente de corso, de antemano y desde Bruselas, a toda entidad financiera que decidiera repercutir, sobre los clientes, en el precio final, cualquier tasa que fuera instaurada. El comisario también estimó necesario "evitar que iniciativas nacionales divergentes" (que varios países pusieran en marcha una tasa experimental, por ejemplo) provoquen "la creación de nuevos obstáculos al mercado único".

Bruselas baraja gravar losbeneficios y nolas transacciones

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Así, Bruselas aparece entre los contrarios a una Tasa Robin Hood. De hecho, Semeta ya ha expresado su predilección por otro gravamen diferente, que nada tiene que ver con la tasa antiespeculación del tipo Tobin. Sería una Tasa a las Actividades Financieras, que no gravaría las operaciones bilaterales sino los beneficios finales de las entidades, por lo que podría golpear por igual, e incluso con más dureza, a una entidad que financie la economía real y a un especulador. El FMI, bajo la dirección de Dominique Strauss-Kahn, sigue posicionado firmemente contra la Tasa Robin Hood, y el comisario Semeta se ampara en ese paraguas.

Las ONG han lanzado una iniciativa y una petición contra el proceso de consulta pública lanzado por el comisario, al que acusan de intentar conducir el proyecto de tasa a un callejón sin salida. El gabinete de Semeta publicará antes del verano un estudio sobre el impacto de los diferentes proyectos de gravamen que se revisarán en septiembre.

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