Este artículo se publicó hace 15 años.
Burgui recupera su historia en el Día de la Almadía
La localidad de Burgui, en el valle navarro del Roncal, ha puesto este fin de semana en marcha la máquina del tiempo y ha recuperado su propia historia y su pasado mediante la reconstrucción de diferentes oficios, en concreto, el de almadiero.
Aprovechando que en esta época del año el río Esca aumenta su caudal por el deshielo, éste ha vuelto a ser hoy, Día de la Almadía, escenario del descenso de barcazas formadas por varios tramos de maderas, sobre todo de pinos y abetos, y a veces mezcladas con algunos provenientes de las hayas, de idéntica longitud, amarrados entre sí mediante jacias vegetales, con remos en la punta y en la zaga cuya misión es conducir la balsa por el cauce.
En esta ocasión las almadías apenas recorren seis kilómetros durante la exhibición que termina en el puente medieval del Burgui tras el salto de la presa, lo que resulta un pobre itinerario, ya que hasta 1950, los ríos de todo el Pirineo habían visto surcadas sus aguas por arriesgados hombres que llevaban la madera desde esos bosques hasta destinos tan lejanos como Zaragoza o Tortosa.
Una colaboradora de la Asociación de Almadieros Navarros, Charo Quel, ha explicado a Efe que los reinados de Fernando VI y de Carlos III se caracterizaron por el gran impulso que le dieron a las grandes obras públicas. En ese periodo hay que situar la construcción de buques para la Real Armada y las obras del Canal Imperial, para las que se emplearon las masas forestales de los valles navarros de Roncal y del Irati.
Es precisamente durante el último cuarto del siglo XVIII cuando se produce el apogeo del tráfico almadiero en los valles del Pirineo navarro, ya que entre 1764 y 1774 salieron del valle de Roncal más de 50.000 troncos.
Desde el auge de la industrialización, en concreto desde 1952, es un oficio casi en extinción por lo que desde el año 1992, aprovechan esta ocasión para recordar y recrear el oficio, que actualmente es visto con rasgos de aventura, libertad e independencia, además de estar asociado con hombre que han crecido apegados a los Pirineos, y mostrar a quienes se acercan hasta el valle del Roncal como se construye y se navega en almadías.
Este evento, declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional en el 2005, se realiza gracias al voluntariado, ya que según ha indicado Quel, desde enero se comienzan a realizar los trámites, a preparar los folletos de información, y a distribuir las diferentes tareas para organizar este día.
Así alrededor de unas cincuenta personas, un número elevado ya que el municipio cuenta con doscientos habitantes, se reúnen los sábados de invierno para salir a cortar las varas de avellanos verdizos que se utilizaran para hacer las ataduras de los troncos, que forman las almadías.
Varias entidades, entre ellas el Ejecutivo Foral, colaboran para financiar las actividades de este día, que tal y cómo ha apuntado Quel, para los almadieros es muy importante ya que llevan varios meses trabajando. "La gente mayor lo ve como una tradición", mientras que "la gente más joven espera poder disfrutar de las actuaciones de la noche", ha añadido.
Las actividades programadas para hoy, que incluyen mercados medievales y demostraciones de antiguos oficios, han estado acompañadas por el buen tiempo, lo que ha permitido a miles de personas acercarse hasta allí para disfrutar de los animales que traen los trabajadores de los mercados y de las demostraciones del taller de la lana.
En pleno siglo XXI, el Día de la Almadía se ha convertido en una de las tradiciones más populares y concurridas de Navarra, a la que acuden miles de visitantes venidos de diversos puntos de la Comunidad Foral y de España, quienes después del descenso, disfrutan de actos culturales, deportivos, folclóricos, además de poder catar comidas populares durante el día, y ver espectáculos teatrales y pirotécnicos, junto al río, cuando cae la noche.
Es tradición que en cada una de las ediciones, el colectivo almadiero reconozca a aquellas personas o entidades relacionadas con el oficio de almadiero o con su difusión o promoción, así como a aquellas personas que destacan en el ámbito de la cultura, el deporte, la ciencia o por su valor humano.
En esta ocasión el galardonado con la Almadía de Oro ha sido el cantautor y escritor José Antonio Labordeta, que fue capaz de meter "Un país en la mochila", y de esta forma, llevar a la pequeña pantalla el lado humano de los habitantes del Roncal y su pasado almadiero.
Con este premio la Asociación Cultural de Almadieros Navarros quiere reconocer la trayectoria como cantautor y personaje popular, pero sobre todo como persona tal y como ha subrayado Charo Quel.
Pese a que problemas de salud le han impedido acudir a recoger el galardón, en declaraciones a Efe Labordeta se ha mostrado "satisfecho" y "agradecido" por este reconocimiento.
Asimismo, ha indicado que es "una pena" que los jóvenes no se acerquen más a menudo a conocer el entorno del valle del Roncal, y prefieran irse a tierras lejanas, perdiéndose ciertas tradiciones rurales como la que Burgi celebra por todo lo alto este sábado surcando de nuevo, aunque sea por unas horas, las aguas del Esca.
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