Arte en plena expresividad. Y un viaje lleno de emociones por el 'paisaje interior' de Soria, un tesoro siempre por descubrir. Así es la decimocuarta edición de Las Edades del Hombre que, desde el pasado 12 de mayo y hasta el mes de diciembre, se celebra en tres sedes diferentes de la provincia soriana. La misteriosa palmera de San Baudelio de Berlanga, testimonio mítico de la fusión de las culturas cristiana e islámica en la Castilla del siglo X, es el símbolo de esta nueva cita con Las Edades, un paseo deslumbrante por las mejores piezas de arte sacro de la diócesis de Osma-Soria, acompañadas por una espléndida selección de obras aportadas por el resto de las diócesis de Castilla y León.

El viaje, que tiene su estación principal en la concatedral de San Pedro de la capital soriana, donde tiene su sede principal la exposición, permite además descubrir a su paso algunos de los más bellos paisajes de la provincia, para buscar dos verdaderas joyas arquitectónicas que deben visitarse in situ, respectivamente a 63 y a 59 kilómetros de la ciudad: las ermitas de San Miguel de Gormaz y San Baudelio de Berlanga. Una oportunidad única de comprobar personalmente de qué manera el paisaje soriano determina la espiritualidad del arte que se produce por estas tierras.

Los imponentes retablos de San Pedro y Santa Clara, el frontal de la Entrada de Jesús en Jerusalén, perteneciente a la antigua iglesia de San Nicolás, el tríptico flamenco de La Pasión o las coloristas tablas románicas de Pinilla del Campo son algunas de las piezas que destacan en la concatedral de San Pedro, un delirio arquitectónico interior que contrasta con la sobriedad de sus portadas, y que precisamente este año cumple su cincuenta aniversario como sede concatedralicia de la diócesis. La exposición del interior de este espectacular templo soriano se complementa con la visita al claustro, donde el protagonista absoluto es el arte románico.

La visión abierta y multicolor de los campos de Soria acompaña después el camino desde la capital hasta la ermita de San Miguel de Gormaz (siglo XI), elevada en un entorno de aguas termales donde antiguamente se rindió culto al dios celta Borbo, divinidad de las fuentes, y ocupado después por romanos, visigodos, musulmanes y cristianos; las pinturas murales románicas y las viejas inscripciones de los muros son algunos de sus principales puntos de interés.

A poco más de 25 kilómetros de San Miguel se encuentra la ermita mozárabe de San Baudelio de Berlanga, donde todavía se conserva la cueva del ermitaño que en el siglo X, según cuenta la leyenda, recibió la visita de dos jóvenes, uno cristiano y otro musulmán, que se encontraron en este punto buscando respectivamente el Santo Grial y la Fuente del Paraíso...; los restos de las pinturas murales, buena parte de las cuales se arrancaron para trasladarse a diferentes museos de Estados Unidos, son el sorprendente complemento a una arquitectura singular.