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Bush viaja a Oriente Medio entre escasas expectativas

EFE

El presidente de EE.UU., George W. Bush, emprende mañana una gira por Oriente Medio que pretende dar un empujón al proceso de paz entre israelíes y palestinos, pero que ha generado escasas expectativas.

Bush, que visitará Israel, Arabia Saudí y Egipto en su gira de cinco días, tiene previsto reunirse con las autoridades israelíes durante su etapa en Jerusalén, durante la que participará en las celebraciones del 60 aniversario de la creación del Estado hebreo.

En Arabia Saudí, tratará con el rey Abdulá ibn Abdulaziz, y en Egipto dialogará no sólo con el presidente del país, Hosni Mubarak, sino también con el líder palestino Mahmud Abás, el soberano de Jordania, Abdalá II, y el primer ministro libanés, Fuad Siniora.

El presidente insistió en que aún es posible alcanzar el objetivo, fijado en la cumbre de Annapolis el pasado noviembre, de un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos antes de que expire su mandato el próximo enero.

Pero lo cierto, es que las posiciones se encuentran tan alejadas como siempre y sus interlocutores piensan ya más en quién será su sucesor dentro de nueve meses que en tratar de avanzar durante la actual Administración estadounidense.

A ello se añaden los problemas dentro del Gobierno israelí, donde el primer ministro, Ehud Olmert, "francamente está en crisis", según el experto Jon Alterman, del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS).

Olmert, según recordó Alterman, nunca se recuperó de su intervención en Líbano hace dos años y se encuentra "quizás a sólo días" de abandonar su puesto por un escándalo de corrupción.

Por su parte, Abás también tiene sus propios problemas y, a juicio de Alterman, no puede dar el sí a un acuerdo de paz en nombre de su pueblo ante la profunda división entre Gaza y Cisjordania.

"Es difícil recordar un momento menos apropiado para intentar un acuerdo de paz árabe-israelí que ahora", apuntó el experto.

"La política sobre el terreno está en una mala situación. El poder y la influencia de EE.UU. se encuentran en un momento muy bajo en la región, y el Gobierno de Bush se encuentra acosado por problemas -la combinación de una economía débil, dificultades persistentes en Irak y una amenaza creciente en Irán- en momentos en los que su popularidad es muy baja", agregó.

Las partes siguen divididas en torno a asuntos como la construcción de asentamientos judíos en los territorios palestinos ocupados, el futuro de Jerusalén o los ataques con morteros contra Israel desde Gaza, controlada por el grupo radical Hamás.

La propia Casa Blanca admitió que los progresos han sido "más vacilantes" de lo que Bush hubiera querido en los últimos tiempos y renunció a la posibilidad de una cumbre israelo-palestina en Sharm el Sheij.

"En estos momentos, creemos que las negociaciones bilaterales son clave. Podemos alentar que esas negociaciones vayan adelante pero eso se hace, francamente, mejor en privado que en público", explicó el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Stephen Hadley.

Según Hadley, la gira combinará "simbolismo y sustancia", y hará que Bush, además de intentar presionar a las partes, visite la fortaleza de Masada en Israel o pronuncie un discurso ante el "Kneset", el Parlamento de ese país.

El presidente estadounidense también aprovechará la gira, su segunda a la región en cinco meses, para tratar sobre los precios del petróleo, según indicó Hadley.

Durante su reunión con el rey saudí Abdulá, Bush intentará persuadir a la OPEP de que aumente su producción, algo que ya intentó sin éxito a principios de este año.

Bush también pedirá al Gobierno saudí una mayor presión para conseguir un acuerdo de paz en Oriente Medio y una mayor implicación en Irak, donde Riad prometió una embajada pero no la ha establecido.

El presidente estadounidense también dedicará su atención a la grave situación en Líbano durante su reunión con Siniora.

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