Cachaíto y la familia que hizo bailar a Cuba

Cada día quedan menos. La alineación titular de la música cubana pierde otro eslabón. Orlando López, contrabajista de largo recorrido y honda influencia, murió el lunes en La Habana tras no superar una infección renal. Deja mujer, Anais, y dos hijas, Lázara y Georgina.

Cachaíto atesoró el legado de su tío, el gran Israel Cachao López (fallecido hace once meses), y deja un currículo de espanto: estuvo en el origen del danzón, experimentó con mambo y bolero filin e integró bandas seminales como el conjunto de Arsenio Rodríguez, orquestas Riverside y Maravillas de Arcaño, la Orquesta Cubana de Música Moderna e Irakere.

Tras su muerte queda al menos el consuelo de su fama postrera

Nació en 1933 y pronto agarró el contrabajo. De casta venía el don. Hijo de Orestes López, al que Bebo Valdés otorga la invención del mambo junto a Cachao, con trece años compuso el danzón Isadora. Con 17 ya tocaba con Arsenio, luego con Arcaño, la popular Riverside, Los Zafiros y, en 1960, la Sinfónica Nacional.

Su versatilidad es leyenda: tan bien tocó montuno y mambo como jazz y clásica. De su vivaz contrabajo se nutrió la Orquesta Cubana de Música Moderna, disfraz para el jazz que Fidel Castro no dejó tocar por ser "música enemiga".

Tras su muerte queda, al menos, el consuelo de su fama postrera. Gracias a un inglés avispado y a un guitarrista curioso, Cachaíto sobrevivió al naufragio de final de siglo en Buena Vista Social Club, cuando Cuba era triste noche musical. En 2001 estrenó disco protagonista, Introducing Cachaíto, cóctel afro-cubano con jazzde alto octanaje y grooves infecciosos. Ese año, este cronista lo halló de paseo por La Rampa. ¿Don Orlando, volverá a España? "Ay, chico, no sé. Acabo de dormir la siesta y voy a jugar dominó".