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Una cadena de errores dejó libre al pederasta

Sobre el presunto asesino de Mari Luz pesaban dos condenas por abusos. La fiscalía y el CGPJ investigan por qué no cumplió las penas. El juzgado asegura que ingresará “ya” en prisión.

RAÚL BOCANEGRA

Santiago del Valle y su mujer, Isabel García Rodríguez, detenidos por la muerte de Mari Luz, entrarán en prisión inmediatamente, según fuentes judiciales.

Lo harán para cumplir la sentencia que les condenó definitivamente en 2006 a dos años y nueve meses de prisión por abusar de su hija, entonces de 5 años.

Sin embargo, entre marzo de 2006 y el martes pasado, cuando la Policía truncó por fin su carrera de abusos a menores, Del Valle había sido capturado al menos dos veces.

En ninguna de ellas se dio aviso al juez Rafael Tirado, titular del juzgado de lo penal 1 de Sevilla y encargado de ejecutar la sentencia, lo que podía haber evitado el secuestro y muerte de Mari Luz. ¿Qué sucedió? La Fiscalía y el Consejo General del Poder Judicial, que apunta a la actuación de Tirado, ordenaron abrir ayer por la tarde pesquisas para aclararlo.

El delegado del Gobierno en Andalucía, Juan José Lopez Garzón, negó ayer que la Policía tuviera ninguna orden de detención.

Fuentes de la Policía asturiana aseguraron  a Público que no tuvieron conocimiento de que existiera la condena de Sevilla al comprobarlo en sus archivos cuando detuvieron a Del Valle en noviembre de 2006 por acoso a una chica de 13 años.

Le fue impuesta entonces una orden de alejamiento y se le dejó libre. Sin embargo, en marzo de 2006, Tirado –premiado por su labor contra la violencia machista– se opuso a la suspensión de la ejecución de la pena, tal como había solicitado el condenado.

También emitió un auto (31/06) que ordenaba la investigación del paradero de Del Valle y de su esposa para luego dictar su ingreso en prisión, según fuentes del juzgado sevillano.

Varios agentes policiales apuntaron a Público una explicación: que en el caso de recibir una orden de averiguación de paradero, como la que, según fuentes judiciales, se emitió en este caso, deben comprobar dónde vive el investigado y punto.

En el caso de Gijón, así se hizo. “Si hubiera habido orden de detención, lo hubiéramos visto. Aparece en rojo”, explicó gráficamente una fuente.

El ministerio del Interior avaló a los agentes y emitió anoche una nota en la que aseguraba que jamás recibieron orden alguna de averiguación del paradero de Santiago Del Valle. Así, se apunta a la responsabilidad de los jueces.

“Este tipo es una bomba y estaba en libertad. Es un fallo de la administración”, aseguró el catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Sevilla Francisco Muñoz Conde, quien remachó: “Aquí hay un problema. La familia de Mari Luz podría plantear por la vía civil que la administración la indemnice”.

Del Valle fue condenado también en diciembre de 2004 por el juzgado de lo penal 4 de Sevilla a dos años de cárcel por abusos sexuales a una niña de nueve, a la que sorprendió en la escalera de su vivienda.

Los abusos ocurrieron el 19 de julio de 2003, cuando el acusado la siguió hasta el portal de su casa, la arrinconó en los bajos y allí le hizo tocamientos libidinosos en el trasero, y le besó en las mejillas, informa Efe.

Del Valle –que reconoció los hechos y aceptó la condena de dos años de cárcel– desistió de su actitud cuando entró otra vecina en el portal. Concluye la sentencia que la niña se quedó llorando, mientras que el detenido “se dio a la fuga tranquilamente”, tras apoderarse de las bolsas de la compra que antes portaba la menor.

Otras fuentes aseveraron que la ejecución de la sentencia se suspendió con la condición de que Del Valle no delinquiera en tres años.

En ese momento, Del Valle ya había sido condenado por los abusos a su hija y la condena estaba recurrida en la Audiencia de Sevilla. La sentencia de Tirado no tiene desperdicio.

Relata la desfachatez del presunto asesino de Mari Luz,  cuando acusó –llegó a falsificar un parte médico– al profesor de gimnasia del colegio Almutamid de Sevilla, León Ramírez Aranda, de abusar de su hija. Éste lo pasó tremendamente mal, e incluso tuvo que recurrir a escolta.

El relato de hechos probados deja este descarnado párrafo: “En diversas ocasiones el acusado, bajándose los pantalones, hacía que la pequeña le tocase el miembro con las manos y, en otras, se masturbaba mientras efectuaba los tocamientos en las zonas genitales de la menor.

La madre, en ocasiones, los presenciaba directamente y, a pesar de la oposición que mantenía la menor, que le manifestaba a su padre que no le tocara, que le dolía, la acusada nunca hizo nada para impedirlos”.

El fallo deja claro que Isabel García era manipulada por Del Valle. “Su coeficiente intelectual es de 47, lo que equivale a retraso mental de moderado a leve. Sus limitaciones la hacen vulnerable a la influencia de su marido, habiendo cometido los hechos bajo dicha manipulación”.

Del Valle tiene reconocida una minusvalía del 75% y diagnosticada esquizofrenia paranoide, si bien el juez considera que cuando abusaba de su hija lo hacía con plena consciencia. García tiene reconocida una minusvalía del 65%.

Su perfil apunta elementos depresivos y ansiosos con rasgos paranoides. El juez les retiró la custodia de su hija, que tenía cinco años cuando empezaron las violaciones, y de su otro hijo, entonces un bebé.

Del Valle y García huyeron a Gijón sin sus hijos, donde de nuevo se libraron de la cárcel tras acosar a una joven de 13 años. Se instalaron en Huelva, en el Torrejón, la barriada en la que vivía Mari Luz Cortés, cuyo cadáver fue hallado el pasado día 8 en la ría de Huelva.

La niña, según la autopsia, murió asfixiada. Los forenses concluyeron que murió al cortársele el flujo a los pulmones, quizás porque le taparon la boca con fuerza. Presentaba además un golpe en la frente y una fractura en una costilla flotante.

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