Este artículo se publicó hace 13 años.
La calma y el sueño por fin llegan a Cuatro Vientos
Muchos peregrinos duermen ya en Cuatro Vientos aunque otros continúan bailando, cantando y rezando en las quince capillas en las que se ha expuesto el Santísimo.
Así, un mar de sacos de dormir inunda el aeródromo, que ya se encuentra más silencioso y calmado.
El sonido de las sirenas del SAMUR ha cesado; ya que los problemas de salud de los peregrinos son ya escasos y menos graves.
También la policía ha reducido su ritmo de trabajo, solucionados los contratiempos ocasionados por las infraestructuras que el viento derribó durante la vigilia y por la entrada y salida masiva de cientos de miles de personas.
Los que peor llevan la noche son los miles de peregrinos que, aunque han pagado sus acreditaciones para acceder al recinto, les han obligado a quedarse en la zona destinada a los no acreditados.
La Policía retiene a estas personas, que esperan durante horas recibir la comida por la que han pagado, tras una valla para evitar que entren al recinto de acreditados.
"Hay grupos y familias separadas por esta valla" ha asegurado un policía a Efe.
Sin embargo, el ambiente general respira calma ya que "todos están colaborando con su mejor actitud" ha dicho Blanca Carrascoso, que además añade: "todos estamos disfrutando mucho del encuentro con Cristo y con jóvenes de todo el mundo".
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