Este artículo se publicó hace 15 años.
La Cámara de Representantes de EE.UU. aprueba un masivo plan de estímulo económico
La Cámara de Representantes de EE.UU. aprobó hoy, en medio de agrias disputas partidistas, un plan de estímulo de 819.000 millones de dólares para hacer frente a la peor crisis económica en el país desde la Gran Depresión.
Por 244 votos a favor y 188 en contra, los legisladores aprobaron un plan que incluye recortes tributarios para las familias y pequeñas empresas e inversiones en infraestructura y programas sociales en los próximos dos años.
La votación definitiva ocurrió a las 23.15 GMT, momentos después de que se derrotara una alternativa presentada por la minoría republicana, que ha tachado el plan de estímulo de costoso e ineficaz para espolear la maltrecha economía.
También se rechazó otra propuesta republicana para modificar el texto del plan.
El Senado prevé comenzar a debatir su versión del plan la próxima semana.
El plan ante la cámara baja, de 647 páginas, tiene el objetivo de crear o preservar entre tres y cuatro millones de empleos, más inversiones en la infraestructura nacional y en proyectos energéticos, y ayudas para los desempleados y para los gobiernos locales y estatales.
En total, el proyecto de ley incluye poco más de 365.000 millones de dólares para la infraestructura nacional, 180.000 millones de dólares en ayudas para los desempleados y para otros programas sociales, y 275.000 millones en recortes tributarios que incluiría un crédito de 500 dólares para cada trabajador.
El presidente Barack Obama, que esperaba un apoyo bipartidista al plan, insistió hoy en que en la economía atraviesa un momento "peligroso" y que "no hay tiempo que perder".
El martes, siete días después de su investidura, Obama se desplazó al Capitolio para persuadir a sus detractores republicanos.
Pese a los intentos de Obama, los republicanos presentaron una alternativa con más recortes tributarios y que, a su juicio, costaría menos y duplicaría la creación de empleos.
Así, la votación de hoy reflejó la discordia entre ambos partidos sobre el alcance y contenido del plan.
Durante un agitado debate, la mayoría de los demócratas insistió en que el plan creará empleos y fomentará el crecimiento económico, mientras los republicanos replicaban que los gastos fiscales son excesivos y que los recortes de impuestos no son suficientes.
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