Este artículo se publicó hace 15 años.
"Las cámaras se han convertido en una parte más del cuerpo"
Jaume Balagueró y Paco Plaza. Cineastas. 'REC 2', la secuela más esperada del cine nacional, da la campanada en el festival y se confirma como una de las películas españolas del año
La Iglesia amamantó a un monstruo. Y ahora está fuera de control No, esto no es la crónica de la trifulca entre el Vaticano y Silvio Berlusconi aunque la prensa italiana no hable estos días de otra cosa sino una posible sinopsis de REC 2, que abrió ayer la sección oficial de la Mostra, aunque no competirá por el León de Oro. Y aunque el político y los zombis del filme comparten cierta condición monstruosa, las criaturas de los directores Jaume Balagueró y Paco Plaza apelan a un terror mucho más cotidiano que el que emana de las altas esferas. Recordemos: REC arrancaba con un equipo de televisión grabando un programa en directo sobre los bomberos de Barcelona. Los periodistas se quedaban atrapados en un edificio en cuarentena por una misteriosa infección y decidían seguir grabando. El espectador asistía entonces horrorizado a la transformación de los vecinos en bestias fuera de control
El filme renovó el género de terror con una inteligente mezcla de la estética de los vídeos de YouTube, la perversidad de los reality shows y la imprevisibilidad de los videojuegos, donde uno nunca sabe qué puede esconderse detrás de cada puerta. Ahora, tras el éxito mundial la obra recaudó en taquilla 15 veces más de lo que costó, Balaguero y Plaza, que atienden al periodista en una terraza del Lido veneciano, vuelven a la carga con una historia que arranca segundos antes del final de REC. Sí, volvemos al mismo escenario del horror, pero con nuevos ingredientes: humor salvaje y, sobre todo, una apabullante batería de filigranas visuales. Ahora sí, ya podemos gritarlo bien alto: Jaume Balagueró y Paco Plaza han vuelto a dar la campanada. Gran película de género.
¿Qué ideas barajaron antes de decidir que querían filmar una continuación literal de la primera parte?
Jaume Balagueró: Barajamos todas las posibilidades. Desde irnos a un escenario completamente distinto, pero manteniendo el mismo espíritu de película rodada en directo, hasta optar por una narrativa convencional, pasando por rodar una precuela... Pero al final la propia lógica nos llevó a tirar por el camino que creíamos que querían transitar los espectadores que habían disfrutado con REC.
REC pasaba casi de puntillas por las causas de la infección. Ahora están mucho mas desarrolladas. ¿Por qué?
J.B.: Precisamente todas esas pequeñas insinuaciones que había al final de REC (las posesiones, los experimentos de la Iglesia, etc), fueron uno de los motivos que nos llevaron a rodar la secuela. En REC se daban pocas explicaciones. Había material para desarrollar un poco más la historia.
REC surgió como un experimento. Su objetivo era rodar una película pequeña, soltarse el pelo con un divertimento creativo. Pero a la hora de encarar REC 2 tuvieron que lidiar con la presión de repetir el éxito y las expectativas de los fans. ¿Fue complicado recrear el espíritu original del filme?
Paco Plaza: El reto era mantener el espíritu francotirador de REC, la frescura, la espontaneidad, la falta de pretensión, la voluntad de hacer una película entretenida de género puro y duro. Es cierto que teníamos que aguantar cierta presión, pero no tanto por el éxito como por el hecho de que REC había calado entre los aficionados y cargábamos con la responsabilidad de no defraudarlos. Y qué mejor modo de responder a las expectativas de los fans que manteniéndonos fieles al espíritu original. Aunque REC 2 tiene más acción y más efectos, y se podría decir que es una película un poco más grande aunque sigue moviéndose en los parámetros del bajo presupuesto, lo que pretendíamos era que estos elementos novedosos no enturbiasen la esencia: volver a hacer una pequeña obra de género.
Uno de los puntos fuertes del rodaje de REC fue la improvisación. Los personajes no sabían muchas veces lo que iba a ocurrir. Ni siquiera el operador de cámara, cuyos reflejos ante lo que sucedía eran reales. ¿Han vuelto a repetir la jugada?
P.P.: Ha sido un poco diferente, porque no nos podíamos permitir ciertas cosas. El nuevo guión tiene varias tramas entrelazadas, así que no teníamos tanta carta blanca para improvisar: hay partes de la película que dependían de otras, había que mantener una coherencia, éramos menos libres. Parte del reto era mantener la frescura en un filme menos sujeto al azar que el original. Intentabas que REC 2 mantuviera ese espíritu rock and roll que nos gustaba tanto de la primera.
J.B.: Sólo le puedes dar libertad al cámara si las cuestiones técnicas lo permiten. Por ejemplo, los actores iluminaban muchas de las escenas, no había otra luz que la que ellos portaban, lo que lógicamente restringía los movimientos de cámara.
Otra de las metas de REC era hacer una obra de horror diferente, más realista. Una vez lograda la fórmula, ¿cuál podía ser el próximo objetivo? ¿Repetirla? ¿Sofisticarla un poco?
J.B.: La idea de REC era narrar una película en directo riguroso, como un reportaje de televisión, para implicar más al espectador, que se sintiera parte de lo que estaba sucediendo. Repetir la misma fórmula era un poco tonto. Se trataba de sofisticar el modelo, de darle unas vueltas a las posibilidades mediáticas de la cultura contemporánea. Es decir, preguntarnos qué está ocurriendo ahora en ese campo. Para empezar, tenemos los multiformatos. Todo el mundo graba con sus cámaras de fotos, con sus teléfonos, con sus videocámaras. Todo el mundo difunde sus peliculitas y vídeos por Internet y otros canales. Hay una especie de amalgama y democratización de la imagen que resulta fascinante. Queríamos jugar con todo esto. Por eso, REC 2 está contada desde varias cámaras que aportan diferentes puntos de vista. Las cámaras se han convertido casi en una parte más del cuerpo de las personas. La gente graba por definición. Llevan una cámara como adosada al cuerpo. Sus ojos son ya una cámara. Viven para grabar. Siempre que pasa algo en la calle hay alguien filmándolo con el teléfono.
P.P.: Es cierto. Pero incluso podemos ir más allá de las propias imágenes. Fenómenos como Facebook dan mucho que pensar. Cada vez más, la vida es para contarla. Mucha gente vive sólo para contar lo que le ocurre. O monta una fiesta sólo para poder colgar las fotos en Facebook. Por no hablar de lo ocurrido con el periodista brasileño [Wallace Souza] del que habla la prensa estos días: pagaba a gente para que cometiera homicidios que luego emitía en su programa de televisión. Ya no sólo se graba para captar la realidad, sino que se crea una realidad exclusivamente para ser captada por una cámara. Hay algo malévolo y retorcido en todo esto y, de un modo subconsciente, forma parte del mensaje de REC 2. Una reflexión que en la primera parte estaba mas ligada a los reality shows y los medios de comunicación, y en la segunda a las personas corrientes que hacen cosas sólo para que quede un registro audiovisual de ello.
Al hilo de esto, ¿es más difícil ahora que hace unos años provocar miedo en un espectador acostumbrado a ver a diario imágenes terroríficas?
J.B.: Creo que hay una única clave para dar miedo. Y no tiene nada que ver con que utilices una narrativa rupturista o covencional. Al final, lo que hace que una película de terror aterrorice es la verosimilitud, creerse lo que te están contando. Cuando la magia del cine funciona y pierdes la consciencia de lo que estás viendo, la película te da miedo, o risa, o lo que toque. O sea, el truco de toda la vida.
Sobre REC 2 planea la sombra del humor negro. ¿Fue una decisión consciente?
J.B: REC ya coqueteaba con el humor, con el costumbrismo. Los espectadores sufrieron viendo el filme, pero también se rieron, incluso las dos cosas al mismo tiempo. Éramos plenamente conscientes de que en REC 2 había momentos, quizás no de un humor evidente, pero sí latente: como la angustia de ese personaje que no entiende qué coño está ocurriendo y le acaba dando la risa. Pero intentamos ser sutiles, claro, porque no se trataba de hacer una comedia. Es un humor más de referencias, de segundo grado.
Como la escena en la que suena Suspiros de España
P.P.: Teníamos claro que tenía que ser una copla, porque creemos que una de las cosas que más contribuyó a la eficacia de la primera parte fue su carácter netamente hispánico, de película española de zombis con bomberos de Barcelona. Los Geos de REC 2, por ejemplo, llevan una Moreneta [la Virgen de Monserrat] cosida en la casaca. Y qué mejor que una copla para dar un sello de denominación de origen ibérico.
Visto que REC 2 arranca donde acabo REC ¿Os plantearíais editar un DVD con las dos películas fundidas en una? ¿Tendría sentido como una película completa?
J.B.: Um... Habría que volver a montar como mínimo los títulos de crédito... Bueno, en realidad, no nos lo habíamos planteado
P.P.: Aunque sería una doble sesión muy chula, eso desde luego.
J.B.: Se podría preparar una versión extendida... No sé, podríamos investigarlo. Igual se nos ocurre alguna manera chula de enganchar las dos películas
P.P.: REC Redux (risas). Quizás se podría hacer un montaje paralelo entre el final de la primera y el principio de la segunda. Quién sabe
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