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Cameron arremete contra el euro, del que no forma parte pero le salpica

CONXA RODRÍGUEZ

Ni contigo ni sin ti. Así podría explicarse la actitud que tiene el Gobierno británico con el euro, del que no forma parte aunque el 60% de las exportaciones de Reino Unido van destinadas a los países de la moneda única. El primer ministro, David Cameron, clausuró ayer el congreso anual del Partido Conservador cargando contra el euro: 'La zona del euro está en crisis. Francia y Alemania han reducido sus economías hasta casi paralizarlas. Es un momento de mucha ansiedad; este país [Reino Unido] nunca se incorporará al euro'. Como si tratara de la peste que recorre la vecina Europa continental.

El euro ha sido el tema tabú del congreso conservador, para no irritar a las bases euroescépticas, que disponen actualmente de munición de sobra para oponerse a la más mínima colaboración con la Unión Europea. Pero Cameron no pudo ignorar un asunto como el de la crisis de la eurozona, que salpica a Reino Unido. En su discurso, hizo una llamada al optimismo de su partido para superar los problemas económicos, y culpó al anterior gobierno laborista de haber endeudado al Estado.

La clausura del congreso coincidió con la publicación de las cifras del PIB del segundo trimestre del año. El crecimiento de abril a junio fue del 0,1% en lugar del 0,2% previsto; el consumo también bajó; y el sector servicios creció un 0,2% en lugar del 0,5% previsto. Las cifras de la gestión de Cameron son parecidas a las que él reprochó a París y Berlín. Los números no acompañaban al premier en el optimismo que pretendía exhibir.

La prioridad del Gobierno conservador es la reducción del déficit al mismo tiempo que intenta potenciar el crecimiento económico. Dos objetivos que Cameron ve compatibles. En su discurso advirtió que la crisis 'no es una crisis normal', y avisó de una recesión económica global. La alocución del primer ministro fue modificada en varias ocasiones rebajando algunos de sus contenidos: iba a pedir a los ciudadanos que pagaran las facturas de sus tarjetas de crédito; en cambio, pidió a bancos, familias y gobiernos que 'cuadraran sus cuentas': iba a anunciar el derecho a compra de viviendas de protección oficial; en cambio, anunció 'una nueva revolución tory en la vivienda'. Esta 'revolución' la concretará el ministro de Finanzas en noviembre, con la presentación de los presupuestos.

Además del euro, lo que también salió mal parado en el discurso fue la amenaza de huelgas en varios sectores laborales. 'El derecho más importante de los trabajadores es el derecho al trabajo', adujo Cameron.

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