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Caminos de pluralidad para celebrar el XX Premio de Poesía Fundación Loewe

EFE

El poeta Luis Antonio de Villena defendió hoy con firmeza "caminos de pluralidad" para la poesía, al presentar la antología "Los senderos y el bosque", con la que la Fundación Loewe celebra los veinte años de su premio internacional de poesía, que en esta edición recayó en Vicente Valero y Carlos Fonseca.

La Residencia de Estudiantes acogió la presentación de ambos premiados, que estuvo a cargo de Jaime Siles, miembro del jurado de este galardón, que publica Visor. Un premio que fue comparado con el Adonais de mediados de siglo por Luis A. de Villena, quien planteó esta antología como una "mirada crítica" a dos décadas de concesiones anuales, "algo inusual en nuestro país", dijo.

Vicente Valero (Ibiza 1963), que obtuvo el Premio Internacional (dotado con 20.000 euros) por "Días de bosque", ya había logrado en 1992 el de creación joven. "En este libro hay dos bosques, el propio, el de la experiencia cotidiana donde vivo (en un bosque de la isla), y el bosque del arte y de la literatura", aclaró el poeta para explicar cuál fue su intención: "fundir ambos en uno solo".

El Premio a la Creación joven, ganado por Carlos Fonseca (Managua 1988), reúne poemas escritos entre sus 15 y 18 años en el libro "Una oscuridad brillando en la claridad que la claridad no logra comprender". Fue para el jurado un joven descubrimiento de la poeta nicaragüense Gioconda Belli.

Siles dijo que ambos libros responden de manera "casi contundente" al espíritu del galardón, "por la juventud y la novedad que cada uno aporta a la situación actual de la poesía".

"Días del bosque" confirma, dijo, a un autor de plena madurez que tiene publicados cinco libros de poemas, figura en varias antologías y es un reconocido estudioso de Walter Benjamin".

"Su libro, de alto valor simbólico, va a sonar extraño y distinto en nuestro panorama literario", afirmó, antes de hacer un rico recorrido por referencias y fuentes culturales de ese alfabeto de símbolos que gira en torno a dos ejes: la higuera y el ciervo, desde los primeros poemas del libro.

"La higuera, que se remonta a las fuentes clásicas desde el Cantar de los Cantares... un árbol consagrado a Saturno y símbolo de la fecundidad, con cuyas hojas se cubrieron Adán y Eva y cuya presencia apreciamos en la historia de la pintura", se acerca en los versos de Valero al San Sebastián de Mantegna, comentó.

Rousseau, Zambrano, Saint-Exupéry o Gómez de la Serna son sólo algunas de las huellas que Siles citó al recorrer el libro de Valero, que consideró de "literatura espiritual", con sistemas de representación propios del alma primitiva, de la mitología bíblica y clásica y de la pintura, así como con iconografía posterior.

Del libro de Fonseca, entre verso y poema en prosa, comentó que produjo en el jurado "una mezcla de sorpresa, brillantez y deslumbramiento", y lo situó en la línea de Rimbaud, de Neruda y "en el surrealismo hispánico más singular".

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