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La campaña electoral portuguesa se centra en el AVE

Reuters

Por Axel Bugge

La relación amor-odio de Portugal con los grandes proyectos de infraestructuras puede ser la clave para las elecciones generales del domingo, mientras conservadores y socialistas discuten sobre cómo reducir mejor la brecha creciente en prosperidad con el resto de socios europeos.

El primer ministro socialista, Jose Socrates, ha volcado todas sus esperanzas de reelección en un nuevo aeropuerto internacional para Lisboa y en la línea de Alta Velocidad con España, apostando a que esos proyectos pueden relanzar un crecimiento sostenible y que cree empleo.

Su rival de centroderecha, la socialdemócrata Manuela Ferreira Leite, ha prometido una lucha de proporciones "titánicas" para frenar los proyectos, temiendo una explosión de la deuda.

"Cuando vayan a votar ... lo que está en juego ahora es decir 'sí' o 'no' al tercer puente", dijo Socrates la semana pasada mientras hacia campaña en un ciudad al sur de Lisboa por la que atraviesa el río Tajo, que se prepara para beneficiarse del trazado de un puente ferroviario.

Socrates defiende un presencia fuerte del Estado en la economía, mientras que Ferreira Leite quiere reducir esa intervención y "cambiar el actual modelo de desarrollo económico" que ha dependido del aumento del consumo público y privado.

han advertido sobre el pésimo estado de las finanzas públicas de Portugal a causa de la crisis global - aunque el electorado tiende ligeramente a apoyar el punto de vista de los socialistas. El último sondeo mostró un 34,9 por ciento de apoyo para ellos, frente al 31,6% para los socialdemócratas.

En el momento de la mayor recesión económica en décadas y un desempleo del 9,1% y en aumento, la posición de los socialistas es muy atractiva: se prevé que el proyecto del tren de alta velocidad generará 100.000 puestos de trabajo sólo durante la fase de construcción.

DUDAS

Pero muchos economistas y expertos de la industria tienen dudas. Dicen que el típico debate en tiempos de crisis entre los defensores del gasto público y aquellos que temen que los niveles de deuda se disparen se distorsiona por el factor electoral.

"Lamentablemente, en el debate político, los proyectos de obras públicas se utilizan como artillería pesada y estos planes no se pueden considerar de la forma adecuada en la actual situación", dijo Fernando Santo, presidente de la Asociación de Ingenieros.

"Las obras públicas no son un fin en sí mismas, si se beneficia la empresa A ó B. Necesitamos centrarnos en nuestros recursos para crear riqueza y creo que Portugal ha fracaso en esto", dijo.

Pero Santo y otros muchos señalan que Portugal ha gastado miles de millones en grandes proyectos de infraestructuras tales como autopistas en la última década sin ver, lo que dicen que son claros beneficios económicos duraderos.

La economía de Portugal estuvo considerablemente por debajo del resto de Europa en la pasada década, antes de la crisis mundial , a causa de una aumento importante de su propia deuda a principios de los 2000.

El resultado fue que se ganó la poco envidiable distinción de ser el primer país de la eurozona en romper el límite del tres por ciento de déficit presupuestario del PIB en 2004.

La economía portuguesa siguió en tasas bajas de crecimiento en 2006, 2007 y 2008, lo que ha contribuido no poco a su calificación como el país más pobre de Europa occidental con un PIB per cápita de 15.600 euros, casi la mitad de los 28.300 euros de la eurozona.

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