Este artículo se publicó hace 15 años.
Capa y Taro vuelven a Barcelona
El MNAC presenta en una exposición más de 300 fotografías de los dos compañeros
"El mejor fotógrafo de guerra del mundo" se llamaba Endre Ernö Friedmann y su mujer, también fotógrafa, fue Gerda Taro. Para poder vender más caras las fotos que producían, juntos crearon a Robert Capa, un prestigioso aunque ficticio reportero norteamericano. Ella trataba de colocar las imágenes y él se hacía pasar por ayudante de revelado de Mr. Capa. Para cuando, a los pocos meses, se destapó el engaño, ya se habían hecho un nombre. Y Friedmann decidió convertirse en el personaje; desde entonces, él sería Robert Capa. El Museu Nacional de Catalunya (MNAC), en coproducción con el Internacional Center of Photography (ICP)de Nueva York, abre hoy (hasta el 27 de septiembre) las puertas de la exposición Esto es la guerra! Robert Capa en acción y Gerda Taro.
En el frenteEn agosto de 1936, Capa y Taro acudieron a Barcelona para cubrir los inicios de la resistencia republicana al levantamiento fascista. Luego regresaron a París. De ese primer viaje son las instantáneas del adiestramiento de unas milicianas, que Taro tomó en la playa de la capital catalana.
Ella, con su cámara Rolleiflex, tendía al retrato estático, algo contrapicado y de aires heroicos (estilo Rodtchenko); Capa congelaba la acción de los combates con su Leica sin artificios. Trabajaban diferente, pero juntos establecieron las bases del fotoperiodismo bélico y documentaron el sufrimiento (y las alegrías) que encontraban, tanto en primera línea como en la retaguardia. Más tarde retrataron otros episodios de la contienda.
Las luchas en los frentes de Aragón o de Córdoba (donde Capa tomó la famosa Muerte de un miliciano); la resistencia madrileña; la ofensiva roja en Segovia. Y la batalla de Brunete, en la que perdió la vida Taro a causa de una colisión entre el coche que la llevaba y un tanque republicano.
La muestra expone algunas imágenes recuperadas de la famosa maleta mexicana, que llegó al ICP en 2007, con negativos del mismo Capa, de Gerda y de David Seymour Chim y, a la vez, reivindica la obra de la que fuera compañera sentimental y profesional de Robert Capa, la pionera Gerda Taro.
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