Este artículo se publicó hace 15 años.
"Una cárcel no es un lugar para un enfermo mental"
Pilar ha luchado para que su hijo, bipolar, saliese de la cárcel
Pilar sabe de sobra qué significa convivir con personas con trastorno bipolar porque tiene dos hijos con esa enfermedad. La chica, Carmen, tiene 30 años y unas crisis terribles que le han llevado a protagonizar varios intentos de suicidio. "Una vez se fue a los Pirineos, se quedó no sé cuanto tiempo en la nieve, sola. Muchas veces no hacen daño a los demás, si no a ellos mismos", cuenta la madre.
Pilar ha luchado para que su hijo, bipolar, saliese de la cárcelEl otro hijo, Juan, de 36 años, estuvo siete en prisión por cometer distintos atracos. "Una psiquiatra de la cárcel fue la que le detectó hace tres años el trastorno bipolar", explica Pilar, que no quiere desvelar más datos de su identidad.
AutodidactaPilar ha ido informándose de la enfermedad de sus hijos "preguntando mucho y leyendo". "Una cárcel no es un lugar para que esté ingresado un enfermo mental", explica. Precisamente, la responsable de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, afirmó el pasado 9 de junio que es "muy injusto que la prisión se convierta en un recurso asistencial, por la falta de recursos suficientes para la prevención, el tratamiento ambulatorio o el internamiento en centros de salud de personas con enfermedad mental".
"La policía debería recibir formación psicológica",dice un afectadoPara Andrés Torras, presidente de la Asociación Bipolar de Madrid y que también sufre la enfermedad, tampoco la cárcel es el lugar adecuado para un enfermo. Además, cree que los agentes de Policía y de la Guardia Civil deberían recibir formación en psicología para poder detectar casos de bipolarismo como el del hombre que terminó abatido a tiros la semana pasada por saltarse un control policial. "No valoran que son personas que están enfermas y que pueden sufrir crisis puntuales", se queja.
Euforia y depresiónEl hijo de Pilar ya está fuera de prisión. Su enfermedad le hace vivir momentos de euforia y otros de depresión. "No mide las consecuencias de sus actos. Por eso yo no entendía por qué atracaba una y otra vez sin importarle nada", afirma la madre. Para ella, lo peor que le puede ocurrir a un bipolar es la inactividad: "Entonces se ponen nerviosos, incontrolables". Y es cuando, en ocasiones, tienen altercados con las fuerzas de orden público. "Los policías necesita más formación, para ellos todos son delincuentes", concluye Pilar.
"Conseguir una orden de hospitalización es dificilísimo"Agustina es otra madre de enfermo mental que lo está pasando mal por la falta de recursos. Ella pasó una odisea cuando intentó ingresar a su hijo. "Le dio una crisis muy fuerte, y el médico de cabecera me dejó en la estacada, dijo que necesitaba una orden del juzgado para ingresarlo. Me fui al juzgado y allí me dieron largas. Tuve que decirle al juez que sería su responsabilidad si mi hijo cometía alguna locura", recuerda esta mujer. "Conseguir una orden judicial para que ingresen a un enfermo mental es dificilísimo", añade.
Agustina controla los gastos de su hijo porque sabe que, en una fase de euforia, puede gastar de una manera descontrolada. "Le doy lo justo, para tabaco y un refresco", cuenta. Ella está pendiente de que se tome la medicación y no recibe ayuda a domicilio. Ahora, además, Agustina está inmersa en un proceso judicial porque su hijo estuvo casado y es padre de una niña, pero la ex mujer no le deja ver a la pequeña a causa de su enfermedad.
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