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Carteles, tebeos y cromos antiguos rescatan recuerdos en el Salón del Coleccionismo

EFE

Los coleccionistas, los curiosos y los nostálgicos están invitados estos días al Mercado Puerta de Toledo, donde antiguos carteles, tebeos y cromos que ya hace tiempo cayeron en desuso, son objetos valiosos que llaman al recuerdo y se hacen dignos de ser recopilados y rescatados.

Los carteles publicitarios, tebeos y cromos antiguos que, estos días, acoge el Salón del Coleccionismo, llaman a la nostalgia y devuelven a sus visitantes a épocas pasadas, desde las más lejanas, como la del Madrid de principios del siglo XX que muestra una antigua postal, hasta otras más recientes pero algo olvidadas, como la de los anuncios de "El negrito del Colacao".

"Aquí tenemos desde un reloj de cuerda del 1600, que vale 550 euros, hasta postales ilustradas de algún pueblo de España, que vendo por 50 céntimos", explica a Efe Manuel, un coleccionista cuya tienda lleva abierta en Barcelona más de 50 años.

Entre los miles de objetos que hay en el salón, el visitante se puede encontrar desde un anuncio de Pepsi de los años 60, un sinfín de postales, cromos e ilustraciones, hasta libros antiguos en impresionantes ediciones de lujo.

Los coleccionistas, "expertos en la materia", conforman sólo una parte de los que se acercan al salón, porque, a parte de ellos, "a la gente le hace gracia lo que encuentra aquí: cosas de las que se había olvidado, a las que tenía especial cariño y que les hizo felices en otro momento de su vida".

Así lo explica Silvia, quien desde su puesto en el salón ve pasar "a todo tipo de personas" que, según ella, sobre todo les mueve "el factor nostalgia".

Ernesto, que ya lleva "muchísimos" años coleccionando semanarios infantiles, le da la razón, ya que asegura que, para él, en comprar este tipo de artículos hay algo de "entretenerse", pero también hay mucho de "buscar el recuerdo".

Y desde luego, volver a tener entre las manos los libros de "Mari-Pepa" o el álbum de cromos de "La abeja Maya" perdidos y olvidados hace tiempo, "como poco, emociona", confiesa Eva que visita por primera vez una feria de coleccionistas.

"Es como un cajón de los recuerdos enorme", comenta justo antes de comprar un pequeño muñeco de Mortadelo y Filemón.

Así empiezan muchos coleccionistas, o al menos eso dice el presidente de la Asociación de Profesionales y Amigos del Coleccionismo (ASPAC), Mario Sala, quien advierte que "primero se compran uno o dos objetos, y luego se termina haciendo varias colecciones".

En cualquier caso, lo bueno de un salón como el de Coleccionismo es que "nunca sabes con qué te vas a encontrar", afirma Sala, y eso es precisamente lo que le ha pasado a Josefa, una jubilada de 72 años que se había acercado al mercado "a dar un paseo" y se ha encontrado reviviendo momentos de su niñez.

"Yo coleccionaba carteles de estos, pero mi madre no sé que haría con ellos, y verlos aquí otra vez ha sido muy especial", explica.

Y es que para algunos es un arte, para otros un hobby o, incluso, hay quien lo tacha de "excentricidad", pero lo cierto es que el coleccionismo consigue, mediante pequeños objetos e ilustraciones anticuadas, rescatar momentos de una vida.

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