Este artículo se publicó hace 14 años.
La casa de subastas Odalys llega a Madrid decidida a jugar en primera fila
Odalys Sánchez abrió hace veinte años Odalys, su casa de subastas matriz en Caracas que es su sueño y proyecto de vida y que ahora traslada a Madrid, según dijo a Efe en el hotel Westin Palace de Madrid, donde ha programado hoy una subasta de arte moderno y contemporáneo.
Su gran colección se mueve en una dinámica: cuando vende una obra inmediatamente compra otra, según confesó en la entrevista.
La subasta de hoy es la 175 de su carrera y la tercera en Madrid. De padres emigrantes españoles, esta venezolana viene decidida a ponerse en la primera fila del mercado de España, según admitió.
Pero ¿por qué en España?. En su opinión "tiene lo mejor de los dos mundos (América y Europa)", pertenece a la zona euro y es el puente de los artistas latinoamericanos para Europa y a su vez de la producción de Europa para mostrarla a América.
"Se trata de poner un primer pie en Europa, que es la mitad del mercado del mundo", admitió. España está en la zona euro y por ello es una "carta de presentación del arte latinoamericano" en Europa.
Ese traslado de sus actividades a Madrid supone nuevo reto en su carrera que se ha labrado principalmente en la sede matriz de Caracas donde cada vez la existencia es más complicada, según confesó.
En Madrid hay un nicho virgen en el mercado de subastas de arte moderno y contemporáneo, según Odalys, quien lleva bajo su brazo una cartera de unos 6.000 clientes.
Su apuesta, según explicó, difiere con respecto a la escena actual de las casas de subastas españolas y también al "modus operandi" de Sotheby's, Christie's y Bonhams, casas de corte británico que mueven lotes valorados en millones por todas sus sedes distribuidas en países con mercados consolidados y emergentes.
"El mercado (del arte) es implacable", afirmó. Odalys recalcó que trata de romper sus leyes internas ofreciendo a los coleccionistas lotes con obra de autores conocidos o emergentes y de artistas consagrados internacionales casi como si fuera una comisaria de arte.
De "un poco quijotesco" definió esa intención así como su interés -comentó- por estimular la compra de obras de arte moderno y contemporáneo por parte de coleccionistas privados sin denostar la labor de las instituciones públicas en ese sentido.
Su motivación es "dejar un mensaje o una lección" en la historia y "sembrar con el concepto; no vender por vender", afirmó.
Odalys, que maneja ella misma el martillo en las subastas, confesó que el lote de hoy oferta piezas que ya tiene bastantes pretendientes.
De Antoni Tapiès saca a subasta "Tisora", cuadro valorado en 216.000 euros; de Frank Stella, la escultura entre 400.000 y 450.000 euros-; de Salvador Dalí, "Composición numérica" por entre 450.000 y 500.000 euros, y dos tablas de monopatín del japonés Takashi Murakami con un precio estimado entre 6.000 y 8.000 euros.
Y asimismo obras de artistas latinoamericanos como Armando Reverón con su lienzo "Dos Muñecas" valorado en 330.000 euros, un dibujo de Fernando Botero de entre 20.000 y 25.000 euros y obra gráfica de Gertud (Gego) Goldschmidt con un precio estimado de entre 50.000 y 60.000 euros.
Y muchas más obras. Y ¿cómo se elige la compra?. "La gran mentira es que el arte es una buena inversión", afirmó.
Por lo que Odalys aconsejó a los coleccionistas privados que tienen que leer, ver hasta la saturación y escuchar su sexto sentido. Y que acudan a la subasta con planificación: saber la cantidad de dinero de que disponen para gastar y qué obra le genera placer estético y además es una inversión.
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