Este artículo se publicó hace 14 años.
El caso de la heredera llega a juicio y sacude al Gobierno galo
Un fotógrafo francés acusado de sacarle una fortuna a Liliane Bettencourt, la mujer más rica de Europa, fue a juicio el jueves en un caso que ha desatado un escándalo político y sacudido al Gobierno galo.
François-Marie Banier fue acusado de aprovecharse de las "fragilidades" de Bettencourt, de 87 años, y heredera del grupo cosmético L'Oreal, persuadiéndola de que le entregara regalos valorados en 1.000 millones de euros.
El caso fue presentado por la hija de Bettencourt, enfrentada a su madre, y tanto Banier como Bettencourt han rechazado los cargos, diciendo que los regalos fueron de buena fe.
Lo que inicialmente era una agria disputa familiar, se convirtió hace dos semanas en una saga políticamente explosiva tras conocerse unas acusaciones de conflicto de interés que vinculan a Bettencourt con uno de los miembros del círculo íntimo del presidente Nicolas Sarkozy, el ministro de Trabajo Eric Woerth.
Unas conversaciones grabadas en secreto entre Bettencourt, cuya fortuna se estima en 17.000 millones de euros, y sus asesores planteaban asuntos sobre la declaración de la renta de la anciana millonaria.
La mujer de Woerth trabajaba hasta hace poco para una empresa que contribuyó a gestionar los bienes de Bettencourt y algunos políticos de la oposición han preguntado por qué el ministro no inició una revisión completa de las declaraciones de la renta de la heredera pese a las dudas sobre su situación fiscal.
Woerth ha negado airadamente las sugerencias de que actuó mal y el caso se ha convertido en una primera página diaria en la prensa francesa. Un ejército de periodistas asistieron al inicio del juicio a las afueras de París.
VENGANZA
La contienda familiar emergió en los primeros compases del juicio, cuando el abogado de Bettencourt dijo que su cliente era víctima de las maquinaciones de su hija.
"Liliane Bettencourt es el centro de una trama para humillarla, robarle su dignidad", dijo el abogado Georges Kiejman. "(La hija) quiere llevar las de ganar sobre su madre y vengarse de su madre".
Si es hallado culpable, Banier podría ser condenado hasta a tres años de prisión y una multa de 375.000 euros. También tendría que devolver los regalos, incluso los cuadros y los seguros de vida.
El acusado se sentó en el tribunal dibujando bocetos de los abogados en un gran cuaderno de artista y su propio letrado solicitó que el proceso se detuviera mientras la policía investigaba las grabaciones secretas a Bettencourt, que fueron realizadas por su mayordomo y entregadas a la hija.
"Este juicio es vergonzoso. Los métodos que se han utilizado se han convertido en repugnantes e imposibles", dijo el abogado Herve Temime.
Sea cual sea el resultado del juicio, el Gobierno está haciendo cuentas del coste del daño colateral.
Bettencourt ha realizado donativos desde hace tiempo al partido de Sarkozy, UMP, y se reunió con Woerth, en calidad de tesorero del partido, en un momento en que también era ministro de Presupuestos que supervisaba el sistema impositivo.
Woerth se hizo cargo del Ministerio de Trabajo este año, antes de que estallara el escándalo, y su sucesor anunció el domingo que las autoridades revisarían las declaraciones de impuestos de Bettencourt después de que uno de sus asesores dijera que había descubierto una antigua cuenta en un banco suizo que no había sido declarada.
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