Este artículo se publicó hace 13 años.
Los 'castellers' aprenden a caer mejor gracias a las nuevas tecnologías
Cuando se planteó poner casco a los 'castellers' más jóvenes por motivos de seguridad algunas voces casi gritaron: "herejía", pero el tiempo ha demostrado que la tradición, incluso una tan telúrica como los castillos humanos, puede usar las nuevas tecnologías para, al menos, saber caer mejor.
Los cascos que llevan los niños que ocupan las posiciones altas de los 'castells' (levantador y 'enxaneta') fueron desarrollados expresamente -tras sus correspondientes test en laboratorio- por el área científica y médica de la Coordinadora de 'colles castelleres' de Catalunya (CCCC), que dirige Jaume Rosset.
Esta protección, que ha demostrado su eficacia para evitar traumatismos craneales y que ahora se quiere extender a los 'dosos' (los niños por debajo del levantador y el 'enxaneta') no es la única aportación de las nuevas tecnologías para mejorar la seguridad.
En colaboración con diversos organismos (Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat, la sociedad catalana de Pediatría o el Instituto de Biomecánica de Valencia, entre otras), la CCCC ha realizado digitalizaciones informáticas para determinar cuáles son las aceleraciones y velocidades en las caídas y reducir lesiones.
Se ha estudiado, por ejemplo, la razón de que aunque las torres caigan de forma espectacular produciendo la sensación de que todos se han podido hacer mucho daño, el resultado es que los impactos son menores con pocas lesiones o daños leves, explica a Efe Llobet, médico especialista en lesiones de bailarines.
A través de una plataforma de carga colocada bajo la piña de la torre se ha determinado que más del 60 % de la energía del impacto es absorbida por esta base que actúa como un "colchón muy eficiente".
Han analizado qué carga soportan las columnas de los 'castellers' que están en determinadas posiciones, la cantidad de personas que ha de tener la piña para que sea suficientemente segura.
Para estas investigaciones se graban la construcción de los 'castells', que luego se recrean en imágenes digitales 3-D y en otros casos se estudian las filmaciones realizadas desde posiciones cenitales de las torres.
La tecnología no se ha aplicado para ir más allá en la dificultad constructiva de los 'castells'. "Cuando hemos intentado modelizar la torre más simple ni la tecnología de la arquitectura actual es capaz de predecir cuál va a ser el comportamiento, todavía tenemos que avanzar un poco más en este sentido", afirma Llobet.
Sin embargo, ofrece información muy valiosa. Así, se sabe que si una 'castell' va a caer, es mejor que no se desmembre. Los integrantes deben seguir agarrados unos a otros, por una cuestión física, ya que el no disgregar el grupo tiene un efecto de frenado en la caída, se producen pequeños choques múltiples que hace que el impacto final sea menor porque la velocidad y aceleración se reduce.
Otro caso. Si se teme una caída, puede sorprender que el "cap de colla" anime a los más pequeños a ir hacia arriba, cuando lo sensato podría parecer que ordenara a los niños que descendieran.
Es una recomendación técnica ya que se ha comprobado que el niño tiene mucho menos riesgo de lesionarse si cuando la torre cae está más arriba, porque a pesar de estar más alto, sí caerá sobre el resto, lo que le ayudará a frenar, mientras que si la torre se deshace cuando están en la mitad, la posibilidad de lesión es mayor si uno de los miembros más pesados cae sobre ellos.
Aunque inicialmente pueda haber alguna que otra voz discordante en la introducción de algunos cambios en el mundo 'casteller', en general las recomendaciones han sido aceptadas sin problemas.
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