Este artículo se publicó hace 15 años.
El CB Valladolid regresa a la ACB un año después del traumático descenso
El CB Valladolid ha regresado a la ACB un año después del traumático descenso vivido la pasada temporada, que puso fin a 25 años del club en la máxima categoría del baloncesto nacional, y lo ha hecho a lo grande, tras lograr el título de campeón de liga LEB.
Los vallisoletanos se han impuesto en la penúltima jornada al Autocid de Burgos (86-69), en un partido en el que, una vez más, la entrega y coraje de los jugadores locales les permitió afianzar la victoria, a la que se unió la inesperada derrota del Melilla ante Illescas, que le ha dado el ascenso matemático al CB Valladolid.
Un CB Valladolid que, tras el descenso, inició su andadura con un nuevo presidente, José Luis Mayordomo, que se convirtió en el undécimo mandatario de la historia del club, en el peor momento deportivo y financiero de la entidad.
Lejos de arredrarse, Mayordomo supo rodearse de un grupo de profesionales cuyo objetivo prioritario debía ser el saneamiento económico del club -que arrastraba una deuda histórica de casi 5 millones de euros- y la recuperación de la derruida imagen del equipo.
Por eso fichó a José Luis Alonso como director general del club, al que Mayordomo ha definido como "el fichaje americano", por su "capacidad de trabajo y su dedicación" y al técnico segoviano Porfirio Fisac que, desde el primer momento, advirtió sobre la dificultad de la liga LEB y apostó por el trabajo como única vía para lograr objetivos.
Tras la salida del club del director deportivo Lalo García, José Luis Alonso y Fisac adquirieron la responsabilidad de confeccionar una plantilla "competitiva y trabajadora" con jugadores experimentados en la LEB y con calidad como para ocupar posiciones de privilegio en la tabla.
Los primeros en llegar fueron Fede Van Lacke, Stephane Dumas y Víctor Baldo, tres "guerreros" que han demostrado su infatigable capacidad de lucha, a los que se unió Georgios Pavlidis, único jugador, junto al canterano Sergio de la Fuente, que se mantuvo en el CB Valladolid tras el descenso de categoría.
Pavlidis no estuvo al nivel que se esperaba de un jugador de su "caché" y el 26 de febrero el club decidió prescindir de sus servicios, para incorporar a sus filas a Roger Fornas, el último en llegar al equipo pero el primero en implicación y ganas por ayudar, lo que le dio otro plus de efectividad.
El pívot lituano Mantas Ruikis, que llegó en pretemporada a prueba junto al pívot belga Dimitri Jorssen, terminaría dejando la disciplina vallisoletana para fichar por el Cáceres 2016, después de jugar sólo cinco encuentros con la camiseta morada, mientras que Jorssen se ganó su puesto mes a mes.
De hecho, Jorssen protagonizó una segunda versión del cuento del "patito feo" y, tras varios contratos temporales, logró mantenerse en el equipo hasta final de temporada gracias a su transformación paulatina en "cisne" ya que, tal y como ha admitido Fisac, pasó de ser un peón a la sombra de Battle a convertirse en un jugador destacado.
El CB Valladolid se completó con la llegada de Chris Hernández, otro jugador que fue de menos a más, Xavi Puyada y Robert Battle, pero entre medias de uno y otro fichaje la directiva del club tuvo que "lidiar" con Joseph Gomis y Vasco Evtimov, jugadores que tenían un año más de contrato pero cuyo salario era imposible de afrontar para la entidad.
En el caso de Gomis, finalmente se llegó a un acuerdo amistoso con él y pudo fichar por el Unicaja de Málaga, mientras que el contencioso con Evtimov está aún pendiente de resolución judicial.
Gracias al dinero que el club se ahorró con la salida de Gomis, se pudo fichar a Dan Grunfeld, un alero norteamericano con pasaporte rumano al que le costó un poco entrar en la dinámica del equipo, pero que también se ha convertido en una pieza importante dentro del bloque, gracias a su conexión con Chris Hernández, con el que ya coincidió en su etapa universitaria.
Aunque en un principio al equipo vallisoletano le costó adaptarse a la Liga LEB, el espíritu batallador impuesto por Fisac, que ha conseguido su segundo ascenso a ACB -el primero fue con el Bruesa hace cuatro temporadas- fue haciendo mella en los jugadores y, de forma paulatina, demostraron su calidad no sólo a nivel individual sino sobre todo como equipo, lo que se puso de manifiesto fundamentalmente en defensa.
De hecho, el CB Valladolid ha contado con la mejor defensa de la liga LEB y, gracias a ese esfuerzo realizado por todos los que forman parte del club, el "infierno" no ha llegado a durar ni un año, puesto que un día antes de cumplirse los 365 días del descenso, el equipo ha regresado a una competición que nunca debió abandonar.
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