Este artículo se publicó hace 13 años.
Un cementerio turístico-fascista
Campillo de Llerena (Badajoz) restaura para atraer visitantes un camposanto para combatientes del bando nacional en 1937. La UE, el Ejército, la Junta de Extremadura y el Ayuntamiento financian el proyecto
Un nuevo atractivo adorna las afueras de Campillo de Llerena (Badajoz, 1.485 habitantes). Un atractivo chocante, resultado de una insólita combinación de recuperación de la memoria y una puesta en escena concebida para atraer turismo. El cementerio de guerra construido en Campillo en 1937 para víctimas del bando nacional ha sido cuidadosamente restaurado, recreado para parecerse a su forma original, completado con paneles explicativos... El resultado: un austero pero imponente cementerio para víctimas fascistas con aspecto de ser absolutamente nuevo, presidido por una cruz a cuyos pies puede leerse en una lápida recompuesta: "Deposita una flor y eleva una oración por los soldados españoles y legionarios italianos de la brigada Flechas Azules que heroicamente cayeron por España y la civilización mundial. Junio 1937 1º Año triunfal".
La restauración, culminada cuando el PSOE aún gobernaba Extremadura y aún pendiente de inauguración, todavía es casi un secreto en la región. En la Asociación para la Recuperación de la Memoria de Extremadura afirman no tener conocimiento detallado de la intervención. Ha sido en Andalucía donde ha levantado ampollas. "Yo me daría con un canto en los dientes si los Lugares de la Memoria que ha prometido habilitar la Junta de Andalucía estuvieran la mitad de trabajados, señalizados y completos que este cementerio", señala Cecilio Gordillo, responsable del Grupo de Trabajo sobre Memoria Histórica de CGT, que ve en la intervención un ejemplo de "memoria histórica desigual".
El cementerio fue construido para falangistas y 'flechas azules' italianos
"Campillo tiene que explotar lo poco que tiene. Lo que nos hace distintos es este cementerio y lo queríamos aprovechar para atraer gente", explica Francisco Javier Martín, agente de desarrollo de Campillo y padre de la idea, que en ningún modo ha tenido un ánimo de exaltación. "Teníamos dos opciones", afirma Martín: "O entrábamos con un bulldozer y lo tirábamos todo o lo arreglábamos, porque era indigno cómo estaba, con huesos y restos saliendo por todas partes y todo lleno de hierbajos". La restauración ha contado con el impulso del Proyecto Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura el Premhex, dependiente de la Universidad de Extremadura y de la Junta y con fuerte apoyo institucional. La intención de Martín, compartida por el Prehmex, es completar el proyecto con un centro de interpretación sobre la guerra, aún sin concretar.
Apoyo institucionalSegún Cayetano Ibarra, coordinador del Premhex, la UE, a través de los fondos Feder, se ha hecho cargo del grueso del gasto con más de 34.000 euros; el Ejército ha aportado 3.800; la Consejería de Cultura y Turismo (de Educación y Cultura desde que gobierna el PP) ha aportado 6.000; y el Ayuntamiento ha puesto mil euros más... A ello hay que sumar las labores arqueológicas, que constataron la existencia de una fosa común, y el apoyo divulgativo de la Diputación de Badajoz. "Si es una actuación de memoria, ¿qué pintan los fondos europeos? Si es turístico, ¿qué pinta el Proyecto de Recuperación de la Memoria?", se pregunta Gordillo.
A finales del 36 Italia planteó a Franco la posibilidad de crear brigadas mixtas, integradas por oficiales y tropas españolas e italianas, para combatir a los republicanos. Una de ellas fue la brigada Frecce Azzurre (Flechas Azules), dirigida por el coronel Mario Guassardo Gusberti, que en abril del 37 empezó a luchar en la Sierra de la Grana, el Cerro del Madroñal, la Sierra de Argallén... Los mandos de la brigada decidieron construir un cementerio para que los muertos, españoles o italianos, recibieran sepultura. Ese es el cementerio de los italianos de Campillo, en el que en julio de 1937 había 45 cuerpos enterrados, nueve de ellos de italianos, según un documento oficial que ya identifica a 43.
El cementerio se siguió utilizando luego para enterrar a soldados del bando nacional fallecidos en los combates de la Sierra de Argallén durante 1938 y 1939, lo que obligó a ampliarlo. Según los cálculos a partir de las labores arqueológicas, quedan en el cementerio los restos de unas cien personas, sumando las enterradas en tumbas individuales en el suelo y nichos y las inhumadas en un enterramiento colectivo. Ninguna de las víctimas que quedan allí es italiana, ya que los cuerpos de los flechas azules fueron trasladados durante el franquismo al osario de San Antonio de Padua, en Zaragoza. Hay una quincena de enterramientos individuales con un aspecto similar al que debieron de tener cuando había hombres enterrados... pero en los que ahora no hay nadie. No hay constancia de que familiares de las víctimas identificadas hayan reclamado nunca susrestos, ni el adecentamiento del cementerio.
"Comprensión histórica""No hay exaltación del fascismo. Todo lo contrario", afirma Cayetano Ibarra
"Aquí no hay exaltación del fascismo. Todo lo contrario. Se ofrece una comprensión histórica amplia", defiende Cayetano Ibarra, consciente de la controversia que puede generar la intervención, mientras señala los textos contextualizadores de la panelería, que en ningún caso hacen apología de ideología alguna y que recuerda que hay incontables víctimas del bando republicano en paradero desconocido. "Todos los muertos son iguales, pero no todos fueron enterrados igual", afirma, convencido de que el cementerio puede servir a la "reconciliación".
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