Este artículo se publicó hace 13 años.
Cesáreas, anestesias, curas y madres solas
Las denuncias repiten un patrón de actuación en las adopciones ilegales
Daniel Bernabé
En la clínica O'Donnell de Madrid. En el Hospital García Morato de Sevilla. En el Hospital Clínico de Barcelona. En los sesenta, los setenta y hasta los ochenta. Los mismos documentos, las mismas víctimas y las mismas sospechas. Un recorrido por el testimonio de una madre que denuncia haber sido robada tras el parto expresa toda una metodología de la adopción ilegal.
Solteras"Yo tenía un novio con 18 años cuando me quedé embarazada. Decidí tenerlo y me dejó. Embarazada de nueve meses me fui de Sevilla a Madrid donde vivía mi hermana para evitar los rumores", explica Rocío Cuerda, representante de la Asociación Nacional de Afectados por las Adopciones Irregulares (Anadir) en Madrid. Hace poco más de un mes consiguió recuperar su historial clínico de aquel embarazo en el Archivo Regional de Madrid, después de 44 años de dudas. Lo que más le llama la atención son dos palabras subrayadas: "Madre soltera".
Parto con cesáreaCuerda ingresó de parto acompañada de su madre a las diez de la noche en la parte privada de la Clínica O'Donnell de Madrid. Había tenido un embarazo sin problemas y había visitado al ginecólogo cada mes.Nada más entrar en la clínica recibieron una inquietante pregunta: "¿Qué van a hacer con el niño?". Rocío tuvo un parto largo que se alargó hasta la madrugada. "Me durmieron cuando sentía al bebé vivo y después me practicaron la cesárea. Nunca vi al niño", recuerda.
«Madre soltera», se lee subrayado en el historial clínico de una denunciante
Versiones distintasLa madre de Rocío recibió la noticia de que el niño había muerto por un coma diabético. En el informe del parto que ha recuperado se explica que su hijo murió por haber tragado líquido. "Nada encaja. Es muy raro y aparece un gráfico que dice que el feto estaba estable", añade. Rocío tuvo que superar una infección durante un mes después del parto y los médicos recomendaron a su madre que no le dieran la noticia para evitar el trauma.
Entierro rápidoCon Rocío todavía dormida por la anestesia llegó su madre a la clínica. Apenas habían pasado cuatro horas después del parto pero los médicos le comunicaron a su madre que el niño había sido ya enterrado. "Ni siquiera se lo dejaron ver", lamenta Rocío. El hospital aseguró a su familia que se había hecho cargo del entierro. Una importante dificultad en las investigaciones es que a los diez años de un enterramiento, los restos son enviados a la fosa común, salvo que la familia se preocupe de contratar un nicho.
Falsedad documentalLa recuperación de los archivos denota gran cantidad de imprecisiones en los registros de los partos denunciados. "Según los datos del cementerio de la Almudena mi hijo fue enterrado el 5 de diciembre de 1967 cuando yo ingresé en el hospital el 27 de noviembre. Pero es que en el historial del hospital también ponen mal la fecha porque dicen que ingresé el 4 de noviembre", explica Rocío. El garabato del médico que firmó el informe es ilegible. Tan solo se lee el sello de la planta en la que fue atendida: la del doctor Botella de la clínica O'Donnell, reputado ginecólogo, familia de la teniente alcalde del Ayuntamiento de Madrid, Ana Botella.
Presencia religiosaHoras antes de que Rocío fuese a dar a luz recibió la visita de un cura. "¿Me voy a morir?", cuenta Cuerda que le preguntó. El cura le dijo que confesara sus pecados pese a que ella no era creyente. La enferema jefa de la clínica era monja. Gran parte de los casos denunciados cuentan con la presencia de monjas que ejercen de enfermeras.
Los hijos de despuésLa mayor parte de las mujeres que componen los casos de la denuncia de Anadir tuvo hijos después del supuesto robo. Rocío dio a luz en dos ocasiones posteriores.
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