Este artículo se publicó hace 15 años.
Cesc saca todo su Arsenal
Después de tres meses y medio ausente por lesión, Fàbregas, que reapareció el sábado, llega a tiempo para jugar en Vila-real
"Si Riquelme no hubiese fallado ese penalti, hubiéramos ido a la prórroga y ellos estaban mucho mejor que nosotros; tuvimos suerte". Cesc Fàbregas (Arenys de Mar, Barcelona, 1987) recuerda así la última vez que su equipo, el Arsenal, se encontró con el Villarreal en el camino de la lucha por la Liga de Campeones.
Han pasado tres años desde que disputaron aquella semifinal, pero ni unos ni otros han olvidado el encuentro de vuelta en El Madrigal. En aquel partido Riquelme falló un penalti en el minuto 90 que, de haber convertido, bien podría haber cambiado el signo de la historia del argentino y del club castellonense.
Cesc suspira por una Champions como la de 2006. "Me encantaría una final Arsenal-Barça", proclama el centrocampista. Evidentemente, con un desenlace distinto al de París: 2-1 para el Barcelona de Frank Rijkaard, que se alzaba así con su segunda Copa de Europa.
"¡Mi segunda final con el Arsenal... y ganarla!", sueña Cesc en voz alta. Y prosigue: "Y contra el Barça, pero no por venganza sino por jugar la final contra un gran equipo". Y es que el medio no esconde su apuesta por el conjunto de su admirado Pep Guardiola: "Es el máximo candidato a ganar la Champions, aunque, al ser un torneo del k.o., es complicado predecirlo", añade.
Ahora, en el Villarreal, ya no está Riquelme. Por ello, entre otras cosas, Cesc cree que el actual equipo de Manuel Pellegrini hace un "fútbol más vertical". El capitán gunner sólo tiene elogios para el conjunto amarillo. "Es uno de los rivales más difíciles. Juega muy en colectivo y además tiene futbolistas buenísimos: Rossi, Senna, Cazorla [lesionado], Pires, al que conocemos sobradamente [jugó en el Arsenal]. Futbolistas que marcan diferencias", apunta el de Arenys, que no acepta la etiqueta de favorito para el club londinense. "La eliminatoria está al 50%; será todo muy igualado", afirma sin vacilar.
En el Arsenal, se fueron Henry y Pires, por lo que ahora el jefe indiscutible de los gunners sobre el césped es benjamín Cesc, que con 21 años asume sin complejos vestir galones. "Ahora tengo una responsabilidad: soy el capitán del Arsenal", responde a quienes le preguntan por dónde pasa su futuro, si por el Barça o por el Real Madrid.
Reaparición contra el CityY es que después de tres meses y medio sin jugar por culpa de una lesión en una rodilla, Cesc sólo quiero oír a hablar de fútbol. "Tengo ganas de divertirme, de jugar tras casi cuatro meses sin hacerlo", explica el centrocampista con una sonrisa pícara que convierte su afirmación en una velada amenaza hacia sus rivales.
El pasado sábado se probó en la Premier ante el Manchester City. Arsène Wenger le incluyó en el once inicial, jugó 77 minutos y asistió a Adebayor en los dos goles de su equipo. El catalán jugó, como siempre, con su anillo de la suerte regalo de su novia en el dedo índice, envuelto en esparadrapo.
Cesc se rompió parcialmente el ligamento lateral de la rodilla derecha a finales de año y realizó parte de su recuperación en Barcelona, bajo la supervisión del equipo del doctor Ramón Cugat.
El centrocampista de la roja buscó en su médico de confianza una segunda opinión al diagnóstico y tratamiento propuesto por los galenos del Arsenal que, como Cugat, le recomendaron no operarse. "Físicamente me encuentro bien, aunque me faltan dos o tres partidos para coger el ritmo del juego", desvela Cesc para tranquilidad del Villarreal. Aun así, el sábado, disimuló muy bien su falta de ritmo.
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