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La cesta de Navidad de la discordia

Los trabajadores del metro de Madrid denuncian la presión de las empresas hasta en los regalos

DIEGO BARCALA

Dos semanas de fiestas navideñas en huelga de trabajadores de la limpieza del metro de Madrid dan para acumular mucha basura en los andenes y también en las negociaciones. Las empresas y los empleados no se entienden ni siquiera con la cesta de Navidad.

Los patronos prometieron el pasado sábado regalar un lote de productos de 140 euros a cada empleado. Los sindicatos denuncian que se trata de una maniobra de manipulación de opinión pública. Trece días de reproches sin salir del túnel.

La negociación ha llegado a lo más bajo. Las empresas: Valoriza, Cleece, Eurolimp y Ferroser publicaron el pasado sábado un ofrecimiento del que se desprenden exigencias inasumibles de los trabajadores.

Según estos, el punto 9 del comunicado -que oferta la copiosa cesta- simboliza la inflexibilidad patronal del resto de puntos. Sin embargo, a ojos del lector del anuncio publicado el domingo en algunos medios y a los del usuario del transporte público, la tozudez de los trabajadores parece total.

Salario de 960 euros al mes

Carmen Solera, del sindicato UGT, advierte de la intención de las empresas: 'Quieren echarnos a la gente encima. No es cierto que hayamos exigido una cesta. De hecho, la mayoría de los trabajadores ya la tiene. Lo que ocurre es que los que disponen de un contrato temporal no la disfrutan y algunas empresas aún no la han entregado para presionar'.

La cesta de la discordia representa la precariedad denunciada por unos empleados que cobran 960 euros mensuales. La diferencia salarial entre unas subcontratas y otras es de 300 euros. Las empresas se niegan a pagar una cantidad adicional de penosidad a los barrenderos de los andenes, y aluden a 'abundantes' sentencias judiciales para negarse a pagar más a los 1.500 limpiadores. El 'plus por trabajo penoso' es habitual en puestos de recogida de desperdicios.

Las empresas aseguran que equipararán todos los sueldos al salario más alto en tres fases hasta el 2010. Los sindicatos no están conformes. 'Si se trata de igualar los salarios a base de congelarlos durante varios años no nos interesa', apostilla la sindicalista Solera.

La Comunidad de Madrid, responsable de haber subcontratado a estas empresas el servicio, amenaza con rescindir los contratos a la vez que exige a los trabajadores el cumplimiento de los servicios mínimos si no hay acuerdo.

Una postura difícil de entender para los huelguistas que llevan demasiados años protestando por la desigualdad que sufre el 20% de la plantilla con contrato temporal. Rozando el absurdo, la propuesta de las empresas para acabar con esta temporalidad es 'estabilizar los contratos del 80% de los trabajadores' que ya son fijos. Es decir, que los temporeros seguirán siéndolo. El 2 de enero los trabajadores han convocado una manifestación.

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