Este artículo se publicó hace 15 años.
Charles Saatchi confiesa que es "un adicto al arte"
Escuchar la opinión de Charles Saatchi es aprender de arte. Pero ¿quién es Charles Saatchi?. Es uno de los coleccionistas británicos de arte que provoca a golpe de chequera respeto y mareas en el mercado del arte y que es tan receloso de las entrevistas como de asistir a las inauguraciones de las exposiciones de su galería.
De ahí que la editorial Phaidon acabe de lanzar al mercado inglés "My name is Charles Saatchi: And I am an artoholic" ("Me llamo Charles Saatchi y soy un adicto del arte"), con el subtítulo "Everything You Need To Know About Art, Ads, Life, God And Other Mysteries And Weren't Afraid To Ask" (Todo lo que necesitabas saber sobre arte, publicidad, la vida, Dios y otros misterios y no te dio miedo preguntar).
El volumen, que se espera que llegue esta semana al mercado español y latinoamericano, con una estructura de casi doscientas páginas de pregunta-respuesta, da pistas sobre él, de sus orígenes como publicista o de cómo amasó parte de su fortuna, aunque ya en su juventud adquiriese obras de artistas principiantes como Cindy Sherman.
La sombra de Saatchi es larga en cuanto a su poder, tanto que se le acusa en público de haber arruinado la carrera de algunos artistas, así como de ser el protector de los Young British Artists (YBA), grupo en el que destacan sus siempre admirados Daniel Hirst -el de los animales en formol- y Tracey Emin, de quien expuso en su casa su polémica instalación de la cama sin hacer.
"My name is Charles Saatchi" revela respuestas que cientos de galeristas, comisarios y marchantes de arte, así como artistas, profesores de Historia del Arte y críticos de arte pueden compartir o denostar.
Saatchi, un judío nacido en Bagdad en 1943 y criado en el Reino Unido, casado con la estrella de programas de cocina Nigella Lawson, admite que no se queda anclado en sus errores y abandera la eterna renovación de su colección privada, además de brindar la oportunidad a más de cien mil artistas "anónimos" y vivos para que expongan gratis su obra en la web de su galería.
De ahí que saber lo que piensa acapare el interés incluso de sus detractores. Apasionado de Jackson Pollock, confiesa tener un gran número de lienzos de la portuguesa Paula Rego en su casa, y cuando se le pregunta la eterna cuestión de si la pintura ha muerto, directamente se limita a emitir un bostezo o recalca que en realidad él ha "pasado mucho tiempo de su vida en la National Gallery y en la Tate Modern".
A pesar de ello, el galerista señaló que su museo favorito es el Prado, en Madrid, porque tiene "una debilidad por Goya", aunque -añadió- el museo sea en sí "tan simple" y exponga "sus obras de arte de una manera tan poco vistosa", de ahí que en cada visita que hace refuerce "su convicción de la importancia perdurable del arte".
Para él, el mundo del arte "atrae aproximadamente el mismo porcentaje de gente horrible como cualquier negocio en el que hay mucho dinero y egos muy grandes", aunque reconoce la valía de marchantes del arte contemporáneo como el conde Panza di Biumo, "Leo Castelli" -"el más brillante"- o que adora a Larry Gagosian, "el marchante con más éxito de las dos últimas décadas".
Saatchi reside en Londres, ciudad considerada el centro del negocio mercantil del arte contemporáneo en Europa, aunque en su opinión "no es el centro del arte contemporáneo" y dijo que tiene puesta la mirada en el Lejano Oriente porque "si China sigue creciendo como hasta ahora, nuestros hijos hablarán chino en cincuenta años".
Aunque confesó abiertamente: "La primera vez que vi arte nuevo chino pensé que era horrible, y la mayoría del arte que te parece horrible al principio, lo sigue siendo".
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.