Este artículo se publicó hace 13 años.
Como el Che pero en furgoneta y al revés
Tres amigos decidieron saltar el charco y recorrer el continente
Alejandro Torrús
Un buen día, Ernesto Che Guevara cogió una motocicleta marca Cucciolo y montado en ella recorrió el continente suramericano desde Argentina hasta Guatemala. Objetivo: descubrir las penurias del continente latino. Han pasado ya 61 años desde aquel viaje y tres amigos, Álvaro, Julien y Juan (el Chuli, el Gordo y el Pelón) decidieron este año revivir aquel viaje, pero en dirección contraria. Desde la península del Yucatán hasta Argentina.
"Todo empezó el verano pasado en la piscina de Julien, cuando nos dimos cuenta de que ninguno quería quedarse en Madrid otro año trabajando de precarios. Empezamos a soñar con los lugares que nos gustaría ver y ese día nos preguntamos: ¿Y por qué no?", recuerda Álvaro.
"No hay mejor manera de llegar donde se quiere que preguntando a los lugareños"
De aquel "por qué no" a saltar el charco transcurrieron seis meses. El primer destino de estos tres amigos fue Cancún (México), donde consiguieron, en un mercado de vehículos de segunda mano, la furgoneta con la que harían todo el viaje.
"Estaban los típicos vendedores de coches de segunda mano que ves en las películas, los precios escritos a rotulador en la luna y cientos de propietarios deseosos de sacar una buena tajada de la venta", explica Juan. Allí encontraron a Tenesi, su furgoneta Ford Aerostar azul pastel del 92. Con ella viajaron y en ella durmieron durante dos meses largos. De Cancún a Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y finalmente Panamá. "Hicimos miles y miles de kilómetros en carreteras de un carril en cada sentido y el del centro opcional si el de atrás tiene mucha prisa", explica Juan.
En Panamá se acabó la vida de Tenesi. Olvidada en un punto cualquiera de la frontera. Demasiado caro llevarla hasta Colombia. "Cruzamos al país del café en velero, con cinco amigos más, desde Puerto Lindo a Capurgana", apunta Julien. Ya en Colombia recorrieron el país de norte a sur como pudieron, hasta llegar a Ecuador. "En Ecuador estuvimos un par de semanas hasta que cruzamos a Perú, después Bolivia y, por último, Argentina", señala Julien.
Playas salvajes"Elegir lugares concretos para recomendar es imposible. No se puede escoger entre las playas salvajes del Pacífico centroamericano o la tranquilidad del Caribe, perderte en la selva amazónica de Colombia o el misticismo de las ruinas de la cultura maya o inca. Cada país, cada pueblo que hemos recorrido es especial, único", explica Juan, el filósofo del grupo.
Más allá de los lugares físicos que conocieron, estos tres amigos no dejan de hablar de las personas con las que se cruzaron en el camino. Religiones diferentes en cada pueblo, distintas maneras de vestirse, de enfrentar la vida. "Vimos vidas pobres en lo material, ricas en lo espiritual, además de explotación y robo de las fuentes de riqueza de los indígenas", rememora Juan.
A la hora de las recomendaciones, estos viajeros lo tienen claro. "No hay mejor manera de llegar donde se quiere que preguntando a los lugareños. Una y otra vez. No hay que dejar que ningún turoperadorplanee tu viaje. El viaje vive por sí mismo, el viaje se hace a sí mismo. Aun así recomendamos un pensamiento: siempre hay una opción más barata, sólo hay que encontrarla", concluyen.
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