Este artículo se publicó hace 15 años.
El cierre de base de Manás complicaría el nuevo plan de Obama para Afganistán
El Gobierno de Kirguizistán insistió hoy en que su decisión de cerrar la base aérea norteamericana de Manás es definitiva, lo que complica los planes de la nueva Administración de Estados Unidos en Afganistán, que se queda sin instalaciones estratégicas en Asia Central.
"El Gobierno kirguís tomó una decisión (...) Ahora la palabra la tiene el Parlamento", que debatirá este asunto a finales de la próxima semana, informó la oficina de prensa del Gobierno kirguís a la agencia oficial rusa Itar-Tass.
En caso de que el Parlamento apruebe el cierre, algo probable dado que el partido oficialista Ak Zhol controla dos tercios de los escaños, EEUU tendría 180 días para abandonar la base.
En la misma línea, el ministro de Exteriores kirguís, Adaján Madumárov, aseguró hoy que "no hay razón para que la base estadounidense permanezca en Kirguizistán" y negó que Bishkek haya reanudado las negociaciones al respecto con Washington.
A la hora de explicar su decisión, Bishkek alude a la negativa de EEUU a aumentar tanto el pago por el alquiler de la base como las compensaciones por el daño que su uso -vertido de basuras y combustibles- causa al ecosistema de la zona.
Otra razón es el hartazgo entre la población local, especialmente desde la muerte de un trabajador kirguís a manos de un soldado estadounidense en 2006.
Manás, cedida en diciembre de 2001 por el derrocado presidente kirguís, Askar Akáyev, es la única base con la que cuenta EEUU y la coalición internacional en Asia Central, región limítrofe con Afganistán.
La base acoge en torno al millar de soldados estadounidenses, españoles y franceses, además de varios aviones cisterna y de transporte militar, vitales para el suministro de las tropas desplegadas en Afganistán.
Manás aumentó en importancia cuando las tropas estadounidenses abandonaron en noviembre de 2005 la base militar uzbeka de Karshi-Janabad, cercana a la frontera con Afganistán, por exigencias del presidente de Uzbekistán, Islam Karímov.
La secretaría de Estado norteamericana, Hillary Clinton, ha lamentado la decisión kirguís, mientras el Pentágono aseguró que Manás es "una base aérea muy importante" en el marco de la operación antiterrorista contra los talibanes y Al Qaida.
Una vez cerrada la base de Manás, EEUU se queda sin "cabezas de puente" para el despliegue de tropas y armamento en Afganistán, la prioridad de la política exterior del nuevo líder norteamericano.
Países vecinos de Afganistán como Irán, Turkmenistán, Tayikistán, Uzbekistán o China, no están dispuestos a ceder su territorio a las tropas aliadas.
Tayikistán anunció hoy que únicamente cederá su espacio aéreo para el transporte de suministros no militares con destino a la vecina Afganistán.
De esta forma, EEUU se verá obligado a introducir tropas y equipos a través de Pakistán, territorio hostil, donde muchos de los convoyes de suministros han sido objeto de atentados y sabotajes.
Además, esto ocurre justo cuando el nuevo presidente de EEUU, Barack Obama, tiene previsto anunciar el envío de entre 20.000 y 30.000 soldados adicionales a Afganistán, con lo que el contingente estadounidense ascendería a entre 56.000 y 66.000 efectivos.
El representante de la OTAN para el Cáucaso Sur y Asia Central, Robert Simmons, aseguró esta semana en Bishkek que la Alianza lamentaría el cierre de la base, "importante eslabón" para la operación aliada en Afganistán.
Según la prensa rusa y occidental, ha sido el Kremlin quien ha convencido a Kirguizistán para que cierre Manás a cambio de 2.000 millones de dólares en créditos, otros 150 millones en ayudas y la condonación de parte de la deuda exterior.
Aunque la Cancillería rusa haya negado la vinculación entre ambos asuntos, el caso es que el presidente kirguís, Kurmanbek Bakíev, hizo pública su decisión de cerrar la base en Moscú tras reunirse con el líder ruso, Dmitri Medvédev, en el Kremlin.
En un intento de evitar la acusación de que Moscú boicotea la operación antiterrorista, Medvédev calificó de "alentadores" los primeros pasos de Obama en Afganistán, negó que el éxito de la lucha contra los talibanes y Al Qaida dependa del número de bases y se mostró dispuesto a cooperar con Washington.
El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, también adelantó hoy que Rusia permitirá el tránsito por su territorio de suministros militares de EEUU, pero no de armamento, para la operación antiterrorista en Afganistán.
Nada más llegar al poder, Medvédev explicó que la prioridad de la política exterior del Kremlin es el espacio pos-soviético, que describió como una "zona de influencia de especial importancia" para Moscú, y arremetió contra los intentos de EEUU y la OTAN de desplegar tropas en su patio trasero.
Kirguizistán también acoge una base militar rusa a las afueras de Bishkek, Kant, cuyas instalaciones Moscú se propone ampliar para el estacionamiento de un mayor número de efectivos militares.
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