Este artículo se publicó hace 15 años.
La cifra de soldados británicos muertos en Afganistán supera los 200
La cifra de militares británicos muertos en Afganistán desde el inicio en 2001 de la presencia militar del Reino Unido en el país asiático ha superado los 200, tras fallecer en un hospital un soldado que resultó herido tras una explosión.
El sábado murió otro soldado mientras patrullaba a pie por la localidad de Sangin, en la provincia de Helmand, a consecuencia de la explosión de una bomba escondida, la principal causa de fallecimientos entre el contingente británico.
En una declaración, el primer ministro, Gordon Brown, expresó sus condolencias a las familias y manifestó que seguir adelante con la misión en Afganistán "es algo que debemos a quienes murieron".
"Mi compromiso es claro: debemos y haremos que el Reino Unido sea un lugar más seguro logrando un Afganistán más estable", afirmó.
Brown ha reiterado que la primera línea de combate contra el terrorismo de Al Qaeda está en Afganistán y en las zonas fronterizas con Pakistán, donde, según ha afirmado, se esconden y organizan los grupos que preparan potenciales atentados en Occidente.
"Honraremos y apoyaremos a quienes han muerto o han resultado heridos en el campo de batalla, y daremos a quienes siguen luchando el apoyo que necesitan para tener éxito en esta misión vital", dijo.
El ministro de Defensa, Bob Ainsworth, también defendió la importancia "vital" de la misión militar en Afganistán para "nuestros intereses nacionales", y añadió: "no podemos fracasar".
Ainsworth destacó que la operación "Garra de Pantera", que entre julio y agosto se ha cobrado una treintena de muertes en el contingente británico, ha servido para "limpiar" Helmand de talibanes y garantizar la seguridad en esa zona para las elecciones generales del próximo día 20.
El ministro de Defensa rechazó la noción de que esta sea una guerra imposible de ganar y consideró "una tontería absoluta" las apreciaciones de algunos militares británicos, que auguran una presencia militar en Afganistán de entre 30 y 40 años.
Ainsworth recordó que una de las misiones del Reino Unido es formar al ejército y a las fuerzas de seguridad de Afganistán, de manera que "ellos sean capaces de defenderse a sí mismos".
Sobre la posibilidad de entablar conversaciones con los talibanes, el ministro dijo que hay diferencias insuperables con algunos grupos, pero que "hay otros elementos" con los que se podría intentar un proceso de reconciliación nacional.
"No podemos forzar al Gobierno afgano a hablar con ellos, pero sí podemos alentar esas conversaciones", declaró Ainsworth.
Desde el terreno militar, el general Richard Kemp, primer general que dirigió la fuerza militar en Helmand, manifestó que "los talibanes han aprendido una lección muy dura, que no pueden luchar cara a cara, y por lo tanto tienen que recurrir a las bombas".
"Aunque nuestra cifra de muertes es mala, la suya es considerablemente peor. Estamos hablando de que por cada soldado muerto nuestro hay 100 muertos entre los talibán", aseguró.
Pero entre las familias de los soldados muertos hay un creciente desengaño y se pide al Gobierno una retirada de Afganistán.
Graham Knight, cuyo hijo murió en una explosión en 2006, afirmó que el Gobierno está ignorando que "tiene sangre en sus manos" y está cerrando los ojos a un inútil derramamiento de sangre.
"Fuimos con nuestros ojos cerrados y nuestros bolsillos cerrados -referencia a las críticas por la supuesta falta de equipamiento de las tropas británicas-. Doscientas vidas después, siguen cerrados", dijo Knight.
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