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Cinco razones para votar

Las decisiones de la Eurocámara afectan a la vida diaria del ciudadano

DANIEL BASTEIRO

Un día como hoy la mayor tentación para un ciudadano es no votar. Aquí van cinco razones para pasarse el 7-J por un colegio electoral.

Pese a que menos de la mitad de los 375 millones de europeos llamados a votar lo harán, las decisiones que el Europarlamento toma en colaboración con el resto de instituciones afectan todos los días a la vida de los ciudadanos. Desde el tamaño mínimo del pescado comercializable, hasta la cantidad que pescan nuestros barcos. Desde el etiquetado de juguetes hasta sus componentes químicos. Desde el precio máximo de las llamadas telefónicas hasta la estructura de la propia red. La Eurocámara ha aprobado en esta legislatura un total de 637 directivas, que incluyen la regulación de la publicidad en televisión, la transparencia al comprar billetes por Internet, la regulación de productos químicos, el reciclaje de pilas, papel o vidrio o la calidad de las aguas.

Además, la Eurocámara tomó en esta legislatura decisiones en áreas como el cambio climático, donde los 27 países miembros están ahora obligados a reducir sus emisiones de CO2 a la atmósfera un 20%, al tiempo que fomentan la eficiencia energética, de aquí a 2020, cuando en la UE un 20% de la energía que se consuma tendrá que proceder de fuentes renovables. Por otra parte, se opuso a una directiva, apoyada por la Comisión y los 27 Gobiernos, que pretendía ampliar la jornada laboral hasta un máximo de 65 horas semanales y aprobó la directiva de retorno y expulsión de inmigrantes, conocida como la 'directiva de la vergüenza' porque permite su retención durante 18 meses.

La Eurocámara acoge grupos políticos y eurodiputados diversos, que representan desde a la extrema izquierda hasta la extrema derecha, pasando por los liberales, verdes, nacionalistas y euroescépticos. Sus miembros votan, según diversas estimaciones, hasta un 70% de las nuevas leyes que se transponen a la legislación nacional. Si entra en vigor el Tratado de Lisboa, la secuela de la Constitución Europea que rechazaron en un primer referéndum los ciudadanos irlandeses, la Eurocámara ampliará sus funciones y áreas de decisión vinculante.

Aunque no todos los partidos lo asumen, la campaña electoral para las elecciones europeas se ha vivido en clave interna. Pese a que cada país mira de reojo a los demás, sólo en un puñado de estados miembros los temas netamente europeos, como la ampliación de la UE a más países, la reglamentación financiera o el clima han protagonizado la campaña. Los partidos mayoritarios insisten en presentar estos comicios como una prueba de resistencia para los gobiernos, un ensayo general antes de elecciones legislativas o presidenciales o una ocasión para premiar o castigar a un Gobierno mediante una cita electoral que se percibe como poco decisiva.

En cinco años, el Parlamento Europeo ha redactado tres informes críticos con el urbanismo salvaje en España. El último, de este mismo año, sugiere la congelación de fondos estructurales y de cohesión, que España recibe para regiones cuya renta se sitúa por debajo de la media de la UE. La Eurocámara funciona, en este y otros temas, como un control y sistema de denuncia de los excesos en los países miembros donde los partidos mayoritarios escurren el bulto o se culpan mutuamente.

Sin reparos, la Eurocámara fue el primer parlamento en condenar los vuelos que, cruzando el cielo europeo o haciendo escala en su suelo, la CIA utilizó durante años para transportar presos a Guantánamo sin respetar los derechos humanos. La Eurocámara ha criticado también la falta de libertades en China, con numerosas resoluciones y premios a disidentes, o la discriminación de la mujer en países árabes y ha pedido una solución de dos Estados para el conflicto palestino-israelí o una moratoria mundial sobre la pena de muerte.

Las elecciones al Parlamento influyen decisivamente en la composición de la nueva Comisión Europea. El actual, José Manuel Durão Barroso, aspira a la reelección, apoyado por el Partido Popular Europeo, con más escaños en la cámara. Un vuelco electoral pondría en cuestión la reelección de Barroso, criticado por su falta de firmeza ante los grandes países de la UE, con los que en cinco años nunca ha tenido grandes discrepancias o enfrentamientos. El conservador luso es, además, el único superviviente político de la cumbre de las Azores, donde acogió a George Bush, Tony Blair y José María Aznar para decidir en 2003 el inicio de la guerra de Irak.

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