Este artículo se publicó hace 13 años.
El cine le echa "cojones" en San Sebastián pese a un futuro tormentoso
La 59 edición del Festival de San Sebastián se ha inaugurado esta noche oficialmente con una gala que, presentada por Marta Etura y Bárbara Goenaga, ha desafiado a la tormenta y mirado a las redes sociales al grito de guerra de Frances McDormand, presidenta del jurado: "Tenéis que echarle cojones".
La osadía de la protagonista de "Fargo" cerraba una gala que había mantenido un frío tono virtual sobre un escenario sin esas escaleras tan poco convenientes para los tacones, porque lo que subían y bajaban eran las pantallas que nos llevaban a un futuro que es ya presente: el de las redes sociales, los nuevos formatos y el cambio de los hábitos de ocio.
¿El futuro del cine? Se preguntaban las dos actrices maestras de ceremonias mientras cambiaban de vestuario y sumaban diferentes pinceladas de color.
Para las respuestas, parecían aconsejadas por Álex de la Iglesia -miembro del jurado- al abrirse a Facebook y el Twitter, cuyos comentarios intervenían en directo en la ceremonia mientras desgranaban la a priori espléndida programación del Zinemaldia 2011.
El propio cineasta vasco comentaba antes de empezar la gala que él no podría aportar sus "tuits" porque McDormand le había requisado el teléfono minutos antes.
Desde el escenario, en cambio, la primera mirada fue hacia lo inmediatamente pretérito. Fue Juan Diego Botto, presidente del jurado de la sección Horizontes Latinos, quien hizo la parada obligatoria en el recuerdo de Jordi Dauder, actor de cine y teatro fallecido ayer.
Pero fue la única concesión al pasado, ya que había que hacer predicciones meteorológicas para un sector que se ha abanderado con el coraje y el valor de ese jurado oficial que verá 16 películas a concurso y parece decidido a "cantar bajo la lluvia", aunque los chuzos caigan de punta, como en el día de hoy en San Sebastián, o que el sol les recuerde que es el amarillo es color de la mala suerte.
A esta celebración entre el optimismo y la supervivencia han acudido la ministra de Cultura, Ángeles González Sinde, con recogido flamenco y vestido negro; el alma en la sombra del glamour del festival, Julian Schnabel, o la familia del homenajeado Jacques Demy al completo. Su viuda, Agnès Vardá y sus dos hijos, uno de ellos el cineasta Mathieu Demy.
Estos últimos subieron a ese escenario casi virtual en el que solo se entregó un premio -el FIPRESCI a "El árbol de la vida", de Terrence Malick, quien no rompió su tradición ausentista- pero por el que también derrocharon glamour los protagonistas de la película que se proyectaba a continuación, "Intruders", encargada de inaugurar el certamen, que se cerrará el próximo 24 de septiembre.
Juan Carlos Fresnadillo, su director, animó a disfrutar de una fábula sobre los miedos que nos acompañan a lo largo de la vida, mientras que Clive Owen, Pilar López de Ayala y Daniel Brühl, miembros del reparto, optaron por el mutismo para mantener el ritmo televisivo que imponía la retransmisión en directo.
Dinámica, políglota, colorista y orgullosa de haber superado el ambicioso despliegue técnico, la gala abrió también los apetitos al espectador con los sabores de la propuesta "Cine y gastronomía", el amargo sabor del ciclo "American way of death: cine negro americano 1990-2011" o a la muestra para paladares exquisitos "Sombras digitales: cine chino de última generación".
Mateo Sancho Cardiel
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