Este artículo se publicó hace 15 años.
El club de la lucha
Street Fighter, el rey de los videojuegos de peleas, regresa con todo el sabor del clásico y algunas (pocas) novedades
La llegada de un nuevo Street Fighter debería recibirse con la misma esperanza sospechosa con la que se acude al cine a ver el remake de El planeta de los simios o a un concierto de Police o Genesis en pleno 2009. Hablamos de un clásico del videojuego con más de 20 años a sus espaldas y 25 millones de unidades vendidas que, además, permanece en la mente de los jugadores por su gran popularidad en plena fiebre de los salones recreativos.
Capcom, la compañía creadora de la marca, llevaba meses calentando al personal con esta nueva entrega, Street Fighter IV (en la calle desde el pasado fin de semana para Play-Station 3 y Xbox 360). En diciembre puso a la venta, vía descarga de pago y como aperitivo, Super Street Fighter II Turbo HD Remix, último refrito para la nueva generación de su segundo capítulo, el más exitoso e influyente: por algo es el título más vendido en la historia de la compañía japonesa (en versión Super Nintendo) y tiene el récord Guiness de ser el videojuego de lucha más copiado de los tiempos.
Calificar Street Fighter IV de remake no es una licencia: esta nueva entrega parte de copiar los logros de Street Fighter II (del que es "heredero espiritual", según Capcom) y adaptarlos a los nuevos tiempos y nuevos públicos, sin olvidarse de los que se dejaban la paga en el original. Sus novedades aportan una mayor vistosidad y algunos detalles necesarios en época de televisores en alta definición (el estilo cartoon le sienta muy bien), pero no influyen para nada un sistema de combate uno-contra-otro que sigue siendo tan sólido como el hormigón.
Las falsas 2 dimensiones
El mejor ejemplo de esto es la utilización que hace Street Fighter IV de personajes y escenarios en 3D (como mandan los tiempos actuales), pero que se colocan ante el jugador como si estuviesen pensados en 2D, es decir, como en StreetFighter II. Planteados en los términos, Street Fighter IV es un éxito. Su diseño respeta casi al milímetro el original, compartiendo muchos de los mismos personajes y escenarios conocidos por todos, el infalible sistema de movimientos a base de seis botones y unos combos copiado hasta la saciedad por la competencia.
Pero visto con perspectiva, tanta decisión conservadora no está exenta de cierta polémica: ¿Hasta que punto no estamos jugando al juego de siempre, pero con la cara lavada y bien peinada?
Casi que es una cuestión de actitud. Entre las novedades, hay nuevos personajes (con diferentes estilos de pelear, según su nacionalidad e historia), nuevos movimientos (tomen nota: Super Combos, Ultra Combos, Movimientos EX y Focus Attacks) y un montón de modos de juegos, su mayor atractivo. Especialmente, poder enfrentarse a cualquier jugador a través de Internet, lo que mantiene intacto aquellos piques que lo hicieron famoso.
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