Este artículo se publicó hace 15 años.
La coalición prooccidental gana los comicios libaneses
Hizbolá acepta su derrota pero exige conservar el derecho de veto
Eugenio García Gascón
Una participación casi siete puntos superior a la de las elecciones de 2005 pudo ser decisiva a la hora de consolidar la victoria del campo apoyado por Occidente en los comicios que el domingo llevaron a las urnas a los libaneses. Las elecciones eran la primera prueba de fuego para el presidente Barack Obama desde que pronunció en El Cairo su esperado discurso dirigido al mundo musulmán.
La victoria de los prooccidentales fue clara. La coalición liderada por el primer ministro Fuad Siniora obtuvo 68 escaños, mientras que sólo 57 fueron a parar a la coalición de Hizbolá y tres a candidatos independientes. "Estamos en el umbral de una nueva fase. Deberíamos intentar comprender los cambios que llegan a nuestro país y a la región, y estar preparados", dijo Siniora.
Satisfacción en Washington
Obama manifestó su satis-facción por el resultado. "Nuestra sincera esperanza es que el próximo Gobierno continuará por el camino de construir un Líbano soberano, independiente y estable", dijo el presidente de Estados Unidos.
"Tenéis que mantener el poder a través del común acuerdo y no de la coacción", añadió Obama.
Hizbolá encajó la derrota con cierta confusión. Los chiíes y sus aliados cristianos del ex general Michel Aoun aspiraban a la victoria que pronosticaban los sondeos y que al final no fue tal. La derrota también causó desconcierto en Teherán y Damasco. Esto implica que delante de la oposición se abren dos posibilidades: entrar en una coalición con la mayoría o constituirse en una oposición dentro del Parlamento.
Hizbolá y sus aliados preferirían entrar en la coalición y mantener el derecho de veto que les permita bloquear las decisiones del Gobierno que no comulguen con sus intereses. Pero esta vez varios dirigentes de la mayoría han dicho que no les concederán el veto. Esta cuestión podría tener consecuencias duraderas, porque Hizbolá cree que el veto es un derecho que le corresponde para garantizar la estabilidad de Líbano.
Aunque no está en posición de pedir mucho, seguramente Hizbolá exigirá que el nuevo primer ministro no sea Siniora. Los chiíes preferirían a Saad al Hariri, el hijo de Rafiqal Hariri, asesinado en 2005. Aún así, es obvio que Estados Unidos se inclina por Siniora y la ayuda económica y política que ha dado a Beirut en los últimos tres años puede ser decisiva a la hora de designar al primer ministro.
Diálogo pendiente
El presidente Michel Suleiman ha expresado el deseo de que las dos partes dialoguen y permitan que se cree un Gobierno de unidad, al considerar que esto sería lo más positivo para Líbano. Es posible que todavía sea necesario esperar algunassemanas para conocer qué dirección se toma.
Durante la campaña electoral, Hariri dijo que es partidario de que la oposición se integre en el Gobierno, pero ha insistido en que esta vez no será posible que disponga del derecho de veto.
El recuento de las papeletas indica que los votantes chiíes de Hizbolá y Amal el partido moderado de Nabih Berri se comportaron como se esperaba en las áreas chiíes, pero no ocurrió lo mismo con el partido de Aoun en las zonas cristianas. Aoun sufrió una clara derrota en Zahle y Ashrafiya, donde vencieron candidatos de la coalición gubernamental, dejando a la oposición sin posibilidades de victoria.
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