Este artículo se publicó hace 16 años.
Colombia piensa en el futuro de Betancourt y de las FARC, tras la euforia del rescate
La euforia desatada en Colombia por el rescate militar de 15 rehenes de las FARC, entre ellos la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt y tres estadounidenses, comienza a ceder y los observadores plantean ahora cuál será el futuro político de esa dirigente y del grupo guerrillero.
Tras este nuevo golpe asestado por el Ejército de Colombia, los analistas consideran que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), de por sí debilitadas por acciones militares en el último año, están en una "encrucijada" y no podrán exigir mucho a la hora de una posible negociación política.
"Sin duda las FARC están en una encrucijada histórica, en la que deben debatir si aún consideran viable su proyecto de la toma del poder por vía militar o si, por el contrario, se sentarán en una mesa de negociación", señaló la Corporación Nuevo Arco Iris, un centro de estudios políticos de Bogotá.
La entidad advirtió que la organización rebelde no está "en condiciones de exigir mucho" y, aunque podría intentar demostrar que está viva por medio de atentados, ello "sería bastante contraproducente, pues sería mayor su ilegitimidad frente a la opinión pública".
Mientras tanto, emerge el fenómeno de una renovada de Ingrid Betancourt, que había sido candidata a la Presidencia de Colombia por un pequeño grupo ecologista en el 2002, año de su secuestro.
Betancourt, también nacional francesa, irrumpió el día de su liberación como una figura política fresca y madura, ajena a la niña terrible y polémica de antes de su cautiverio, conciliadora y que incluso dio un espaldarazo al presidente Álvaro Uribe, al señalar que su reelección en el 2006 fue un golpe contundente para las FARC.
"Yo aspiro a continuar sirviendo a mi país", declaró la ex candidata el día de la liberación.
Mientras en París la dirigente era recibida hoy con honores de Estado por el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, el mandatario colombiano celebraba sus 56 años de edad, rodeado de una aureola de popularidad sin antecedentes en el país.
Uribe, quien en el 2002 llegó al poder por primera vez y en el 2006 ganó para un segundo mandato luego de conseguir una reforma constitucional que aprobó la reelección, mantiene mes tras mes una imagen favorable de casi el 80 por ciento en las encuestas.
Por ello, muchos consideran que el gobernante ya está calentando motores para presentarse de nuevo en el 2010 y mantener así los éxitos de la política "seguridad democrática", el eje de su gestión.
El pasado miércoles el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, que ha dicho que será candidato presidencial si Uribe no repite, dio la noticia del rescate de los 15 secuestrados en una operación que calificó de impecable, porque no hubo un disparo ni una gota de sangre.
Las Fuerzas Militares no descartan una represalia de las FARC, por ejemplo, un rebrote terrorista, y por ello piden "no bajar la guardia".
De cualquier forma, el país ha invertido en la última década cifras considerables en seguridad y se ha acostumbrado a un esquema en el que ciudades y carreteras principales viven prácticamente militarizadas.
La operación castrense del miércoles, bautizada como "Jaque" en términos ajedrecísticos, también tuvo impacto un inmediato en el campo económico y ya empezó a hablarse del "efecto Ingrid".
El ministro de Hacienda, Óscar Iván Zuluaga, declaró que "el regreso a casa de los tres estadounidenses es un ejemplo de que hay garantías y eso aumenta el optimismo" para la aprobación del Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado en el 2006 con EE.UU.
El funcionario consideró que el impacto de la noticia en la economía colombiana se verá a corto plazo y "va a atraer más inversión y generación de empleo".
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