Este artículo se publicó hace 16 años.
Los colombianos se movilizan de nuevo para exigir la liberación de los secuestrados
Colombia se movilizó hoy por tercera vez en cinco meses para exigir a los grupos armados ilegales y las bandas de la delincuencia común que pongan en libertad a los miles de personas que mantienen secuestradas.
La frase "¡Libérenlos ya!" unió a los "millones de colombianos" que, según el alcalde de Bogotá, el izquierdista Samuel Moreno, se adhirieron a esta jornada en las 32 capitales departamentales y otros 1.070 municipios del país.
Por los cálculos del comandante de la Policía Metropolitana local, general Rodolfo Palomino, al menos un millón de ellos, en siete marchas por igual número de rutas, se tomaron las calles de la capital colombiana vestidos con camisetas blancas, lanzando globos al aire y coreando el grito de "libertad, libertad, libertad".
El despliegue ciudadano en Bogotá, donde caminó el vicepresidente del país, Francisco Santos, antiguo rehén de los narcotraficantes, contrastó con el simbolismo de la jornada en la ciudad amazónica de Leticia, adonde viajó el presidente Álvaro Uribe para conmemorar allí el Día de la Independencia Nacional.
"Que este 20 de julio una a todos los colombianos en el amor a la patria, en el deseo de libertad", pidió Uribe desde Leticia, ciudad situada a 1.085 kilómetros al sureste de la capital colombiana en una encrucijada fronteriza con Brasil y Perú.
Por una invitación de Uribe, a la capital selvática también se desplazaron los gobernantes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y de Perú, Alan García, lo mismo que la cantautora colombiana Shakira, que abrió los actos con el canto a capela del Himno Nacional.
"Estoy feliz de hacer parte de este día histórico para todos nosotros los colombianos, que nos unimos, diría en la manifestación más grande que hemos tenido en nuestra historia común", declaró la popular artista pop.
Desde Leticia, Uribe también envió "un mensaje de compromiso con quienes han perdido la libertad, para que la recuperen".
Son unas 3.500 las personas que, según la Fundación Nueva Esperanza (privada), están secuestrados en el país, más de 700 de ellas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que tiene a 25 en condición de "canjeables" por medio millar de insurgentes presos, incluidos tres extraditados a Estados Unidos.
En este grupo de "canjeables" estaban los quince rehenes rescatados el pasado 2 de julio por el ejército en la llamada "Operación Jaque", lanzada en el Guaviare, departamento en las selvas del sureste del país.
La ex candidata presidencial colombo-francesa Íngrid Betancourt, tres estadounidenses, y once militares y policías colombianos conformaron el grupo de rescatados, uno de los cuales propuso la celebración de la jornada de hoy, para mantener viva la exigencia de puesta en libertad de sus antiguos compañeros de cautividad.
La iniciativa fue de inmediato acogida por otros ex rehenes y los más diversos movimientos sociales y organizaciones no gubernamentales (ONG), que llevaron a las calles las mareas humanas que con propósitos similares marcharon los pasados febrero y marzo.
Betancourt encabezó hoy en París un acto con el mismo fin en el que cantaron el colombiano Juanes y el español Miguel Bosé, al que Iribe acaba de concederle la nacionalidad colombiana.
La movilización masiva de hoy "es un golpe tan importante como el golpe que les dimos hace unas semanas a las FARC", afirmó desde Leticia el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, para quien el de ahora es un golpe político de rechazo del pueblo a los rebeldes.
El ex presidente liberal César Gaviria coincidió con el funcionario al enfatizar que "estas expresiones multitudinarias de ciudadanos son eso, el deseo de los colombianos de vivir en paz y de no aceptar ninguna forma de justificación para la violencia".
El también ex secretario general de la OEA, que marchó por el norte de Bogotá, les sugirió a las FARC que "miren el rechazo impresionante que la gente de Colombia le está dando hoy al secuestro como arma política".
Ése fue el sentido de una proclama leída al término de todas las marchas en el país, que al mediodía local se enlazó en un gran concierto nacional programado como antesala del bicentenario de la Independencia, en 2010.
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