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Combates en el centro de Somalia tras el secuestro de dos cooperantes

EFE

Milicianos del grupo islámico moderado sufí Ahlu Sunna Waljama tomaron hoy la localidad de Adado, en el centro de Somalia, tras el secuestro en esa población de dos trabajadores humanitarios, uno somalí y el otro con doble nacionalidad, zimbabuense-británica.

Según dijo en Adado a Efe Abdi Osman, un empleado de la seguridad del Centro para la Paz y el Desarrollo (CPD), milicianos de Ahlu Sunna, de la facción que encabeza Abdi Shukri, tomaron el control de la población tras expulsar al grupo que dominaba hasta ahora la zona.

En los combates de hoy en Adado, resultaron muertas al menos siete personas, la mayoría de ellas combatientes de ambos lados, según la fuente.

La milicia de Shukri pertenece al clan Habargidir, lo mismo que el grupo que controlaba hasta ahora Adado, pero son de distintas familias, explicó Osman.

Previamente, en la madrugada, una decena de hombres armados secuestraron en las oficinas del CPD en Adado a dos cooperantes, uno de ellos el zimbabuense-británico Frances Pernand y el otro un ciudadano somalí que no ha sido identificado.

El CPD es una organización somalí que trabaja en asociación con diversas agencias de cooperación de países donantes de Somalia, así como con ONG, entre ellas las agencias oficiales de Holanda y EEUU y la organización Save the Children, que en Londres ha confirmado que los dos secuestrados son empleados suyos.

El propio Osman confirmó a Efe que "una decena de hombres vestidos de negro y enmascarados, armados todos con fusiles AK47, rodearon la oficina, entraron por la fuerza y se llevaron con ellos a los dos, sin hacer nada más", explicó Osman.

Según él, "no sabemos el motivo y pueden ser lo mismo gente de Ahlu Sunna Waljama, que tuvieron un problema con la administración (del CPD), o de (el grupo radical islámico vinculado con Al Qaeda) Al Shabab, que quiere secuestrar a todos los trabajadores humanitarios".

Sin embargo, según la emisora local Radio Shabelle, la dirección del CPD sospecha que los sufíes de Ajlu Sunna, que luchan en la región central de somalia contra los wahabíes de Al Shabab, son los probables secuestradores del zimbabuense Francois Pernand y el trabajador somalí, cuya identidad no se ha desvelado.

Mohamed Adan Ticey, un somalí nacionalizado estadounidense que administra el CPD en el centro de Somalia, explicó a la emisora: "Sospechamos que la milicia del jefe de Ahlu Sunna, Abdi Shukri, ha secuestrado a estos dos hombres, porque tuvimos una desavenencia la semana pasada".

"Vamos a hacer todos los esfuerzos para garantizar su seguridad y para llevar a los secuestradores ante la justicia", apostilló Ticey.

La milicia radical de Al Shabab ha obligado prácticamente a todas las organizaciones humanitarias que trabajaban en el centro y sur de Somalia a abandonar la zona y dejar a más de dos millones de personas afectadas por el hambre sin alimentos, ni asistencia médica.

Sólo en unos pocos lugares, como Adado, se mantienen centros de algunas organizaciones nacionales, como el CPD, en la que Pernand trabaja en la formación del personal local.

Más de 40 trabajadores humanitarios, nacionales y extranjeros, han sido asesinados en Somalia desde 2006 y otra veintena han sido secuestrados y posteriormente liberados, la mayoría tras el pago de un rescate.

Dos trabajadores humanitarios, un británico y un keniano, que trabajaban para Programa Alimentario Mundial (PMA) de la ONU, siguen desaparecidos tras haber sido secuestrados en Somalia en 2008, mientras un ciudadano francés que asesoraba al Gobierno transitorio en materia de seguridad está secuestrado por Al Shabab desde 2009.

Somalia, un país que vive en el caos desde que fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barre en 1991, es una de los lugares más peligrosos del mundo para los trabajadores humanitarios, periodistas y defensores de los Derechos Humanos, que corren un permanente peligro de ser asesinados o secuestrados.

El Gobierno Transitorio de Mogadiscio, respaldado por la comunidad internacional, solo controla algunos enclaves de la capital del país y el resto del territorio está controlado por milicias islámicas, señores de la guerra tribales e incluso por grupos de bandidos.

Al Shabab pretende derrocar al Gobierno Transitorio para crear un estado musulmán radical de corte "wahabí" en el este de África.

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