Este artículo se publicó hace 14 años.
Condenados cinco australianos por planear atentados
Cinco australianos musulmanes a los que hallaron armas y material químico para fabricar bombas y acusados de planear atentados en Australia fueron condenados el lunes a penas de cárcel de entre 23 y 28 años.
Los hombres fueron hallados culpables en octubre de 2009 por conspirar para perpetrar ataques entre julio de 2004 y noviembre de 2005 en respuesta a la implicación australiana en las guerras en Irak y Afganistán.
Durante un juicio de diez meses, el fiscal dijo al Tribunal Supremo del estado de Nueva Gales del Sur que los hombres tenían instrucciones de cómo fabricar bombas de tubo metálico capaces de provocar muchas muertes y destrucción así como textos que glorificaban las acciones del jefe de Al Qaeda Osama bin Laden.
La fiscalía no mencionó al tribunal ningún presunto objetivo.
Australia, un estrecho aliado de Estados Unidos, fue uno de los primeros países en comprometer tropas para las campañas en Afganistán e Irak, lideradas por EEUU.
Australia nunca ha sufrido un gran ataque en tiempos de paz en su territorio, aunque 95 australianos han muerto víctimas de atentados con bombas en la vecina Indonesia desde 2001.
El juez Anthony Whealy dijo en la sentencia que al grupo lo movía la "intolerancia, y una convicción religiosa inflexible" y dijo que las perspectivas de rehabilitación eran escasas.
"Está claro que el fanatismo y la posición extremista adoptada por cada delincuente permitía la posibilidad de pérdida de la vida", dijo.
Los hombres, de edades entre 25 y 44 años y cuyo nombre no se puede decir por orden del juez, fueron detenidos en Sídney en 2005 en la mayor redada antiterrorista del país.
El juez Whealy dijo que desde su detención los procesados parecían llevar su encarcelamiento como una especia de "insignia de honor".
El juez describió con detalles cómo el grupo almacenó productos químicos y armas de fuego y de instrucción, y material fundamentalista o extremista hallado en sus casas de Sídney.
La policía dijo durante el juicio que habían encontrado 28.000 cartuchos de municiones durante los registros domiciliarios.
Unos vídeos mostrando la ejecución de rehenes o prisioneros por los muyahidines, que no se enseñaron al jurado, fueron "particularmente brutales y gráficos", dijo el juez Whealy.
"Es imposible imaginar que cualquier persona civilizada puede ver estos vídeos", dijo.
Los fiscales dijeron que tres hombres habían ido a campamentos paramilitares en el interior de Australia para preparar un ataque, pero la defensa dijo que sólo estaban de caza, de camping y de vacaciones.
El jurado escuchó a 300 testigos, examinó 3.000 muestras, vio 30 días de vídeos de vigilancia y escuchó 18 horas de escuchas telefónicas, aunque no había evidencia directa que vinculase a los acusados de la trama con un complot terrorista.
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