Este artículo se publicó hace 15 años.
La costa oeste de EEUU se enfrenta a una crisis por agua
Bill Rohret, director de un campo de golf en el desierto, está haciendo algo que hace 20 años habría sido inaceptable, está reemplazando el brillante y verde césped por piedras.
"Vinieron con excavadoras y dinamita y convirtieron el desierto en un oasis", dijo Rohret, mientras contemplaba un camino de piedras con vista al valle de Las Vegas. "Ahora (...) es todo lo contrario", agregó.
El club de golf de Angel Park ha quitado el césped de 26 hectáreas en los últimos cinco años, y 6 más serán eliminadas antes de 2011 para ayudar a conservar las reservas locales de la materia prima más preciada en el oeste estadounidense: el agua fresca.
Para reducir el gasto por persona en casi un tercio para enfrentarse a una sequía que podría empeorar con el calentamiento global, las autoridades en la materia en la ciudad más seca de Estados Unidos pagan 1,13 euros a los consumidores por reemplazar un metro cuadrado de césped con elementos desérticos.
Construida en el Desierto de Mojave, Las Vegas lidera la lista de ciudades estadounidenses que trabaja por reducir el consumo de agua, aumentar el reciclaje y aprovechar más los recursos hídricos bajo tierra porque los que están en la superficie se están secando.
"Estamos en el ojo del huracán", dijo Pat Mulroy, gerente general de la Autoridad Hídrica de Nevada del Sur. "Cuando la realidad del cambio climático comenzó a manifestarse al principios de siglo, tuvimos que ponernos serios al respecto", indicó.
El clima seco y cálido atrae a los visitantes al oeste estadounidense, pero las cañerías internas de agua han creado oasis artificiales, convenciendo a millones de personas para quedarse en la región. Las Vegas es una de las ciudades de mayor crecimiento.
Pero los científicos dicen que el cambio climático está derritiendo las reservas de nieve en Sierra Nevada, California, la principal fuente en la superficie de agua fresca en el estado, y en las Montañas Rocosas que abastecen al río Colorado, cuyo caudal sustenta a siete estados.
La posible expansión rural y urbana está ejerciendo presión sobre los conductos subterráneos de agua.
"Habrá que hacer un gran ajuste en el sureste estadounidense y en California (...) no sólo limitar el agua, sino también limitar el abastecimiento de agua", dijo James Powell, autor del libro "Dead Pool", que explora los desafíos que enfrentan las autoridades en el oeste.
Ciudades como Los Angeles y San Diego están evaluando una idea, abandonada frente a la oposición política, de reciclar agua de la alcantarilla para abastecimiento bebible.
Los especialistas hídricos consideran necesario obtener más agua de lluvia y cambiar la operación de las presas, construidas originalmente para controlar las inundaciones, a fin de maximizar su capacidad de almacenamiento.
La preservación del agua ganará tiempo, dicen los expertos. Pero es necesario tomar medidas con anticipación a las prolongadas sequías y a la expansión urbana una vez que termine la recesión.
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