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El creador de las cárceles de la CIA va a prisión por cohecho

Foggo llegó a ser número tres de la agencia de inteligencia como recompensa por gestionar la construcción de los centros de detención . Concedió adjudicaciones a cambio de regalos.

ANTONIO LAFUENTE

Cuando a las historias de espionaje se les descarna la épica, la narración que queda suele ser vulgar o tragicómica, como en la película Quemar después de leer , dirigida por los hermanos Joel y Ethan Cohen y protagonizada por Brad Pitt y George Clooney.

Eso es lo que ha ocurrido, por ejemplo, con las llamadas 'cárceles secretas' de la CIA; una de las medidas estrella del anterior presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, en su lucha antiterrorista, cuyo creador ha ido a dar con sus huesos en prisión por cohecho.

Diseñó las prisiones secretas para que los torturados no se hicieran heridas

Aunque la existencia de esas cárceles ilegales se conoce desde hace años, el periódico The New York Times publicó ayer por vez primera numerosos detalles sobre su construcción, encargada a quien llegó a ser el número tres de la CIA, Kyle D. Foggo, ahora en prisión por fraude al Estado.

Construidas todas iguales

En marzo de 2003, cuando sólo era el responsable de la base de suministros de la agencia en Frankfurt, recibió la misión de construir tres prisiones al margen de la ley: una en 'un edificio rehabilitado de una calle concurrida en Bucarest', otra en un lugar remoto en Marruecos y otra 'a las afueras de una ciudad de Europa del Este'. Y así lo hizo.

Una cárcel ilegal de la CIA estaba en una concurrida calle de Bucarest

Las prisiones fueron construidas todas iguales para poder trasladar a los detenidos sin que supieran nunca donde se encontraban. Tenían, además, las celdas lo suficientemente separadas como para que los secuestrados no pudieran establecer comunicación entre ellos, ya que estaban sometidos a aislamiento 23 horas al día. La hora diaria en la que les permitían salir para hacer algo de ejercicio eran acompañados por agentes de la CIA que ocultaban el rostro tras pasamontañas negros, no sólo para ocultar su identidad, sino también para intimidar a los prisioneros.

Las cárceles secretas de la CIA también estaban diseñadas para que los reos no se hicieran heridas durante los interrogatorios: suelo antideslizantes y paredes forradas de tableros flexibles para suavizar los impactos cuando eran golpeados contra la pared.

La activa gestión de Foggo como promotor inmobiliario de las cárceles secretas en las que se torturó a sospechosos de terrorismo le supuso un fulgurante ascenso en la CIA. Y cuando estuvo arriba, empezó a abusar de su autoridad, no sólo con purgas de agentes veteranos, sino beneficiándose de los contratos que cerraba para la agencia.

Finalmente se descubrió que percibía prebendas a cambio de conceder adjudicaciones, y fue procesado en 2007.

En el juicio, que se celebró el pasado febrero, Foggo se declaró culpable, pero justificó sus acciones en la necesidad de 'superar la burocracia de la CIA'. Para justificarse, se proclamó patriota; aunque el fiscal del caso le explicó que 'un hombre que explota una crisis nacional para defraudar a su país durante años debe ser humilde y reprimirse de llamarse patriota', según informa en su página web la organización de periodistas sin ánimo de lucro Propública.

Uno de los testigos, cuyo nombre no se revela y parece ser un diplomático o superior de Foggo, señaló que éste incumplió en varias ocasiones con el deber que tienen los agentes de la CIA de informar de sus relaciones sexuales con extranjeras.

Strawberry Fields

Las 'cárceles secretas' de la CIA, 'zonas negras' en su argot, han sido denunciadas por las organizaciones defensoras de los derechos humanos como centros de tortura y el Departamento de Justicia estudia ahora la posibilidad de abrir una investigación penal sobre ellas.

Según la información obtenida por el Times, en total llegó a haber 'al menos ocho centros de detención, incluyendo uno en Oriente Medio, otros dos en Irak y Afganistán, y un lugar de máxima seguridad dentro de la base de Guantánamo que fue denominado Strawberry Fields'. Ese último nombre en clave procedía de la famosa canción de los Beatles, porque los agentes de la CIA bromeaban con que los presos estarían allí 'para siempre' ('forever'), como reza la balada del grupo inglés.

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