Este artículo se publicó hace 16 años.
«Un criminal sin escrúpulos»
Así define el fiscal al ‘Solitario' en la última jornada del juicio por asesinato
Jaime Giménez Arbe, El Solitario, es "una persona fría" un "criminal sin escrúpulos", que está "dispuesta a disparar en cualquier momento" y que asesinó a dos guardias civiles en junio de 2004 en una carretera de Navarra de forma "sorpresiva". Las conclusiones expuestas ayer por la Fiscalía en la última sesión del juicio celebrado esta semana en Pamplona son claras: el acusado efectuó 21 disparos sobre los agentes que le dieron el alto tras cometer un atraco fallido. Los guardias ni siquiera pudieron desenfundar sus armas.
La opinión de los médicos forenses que ayer comparecieron en la sala fue parecida. Calificaron a Giménez Arbe como una persona "teatral" e "histriónica", que "quiere ser el número uno en muchas cosas". Aunque el detenido intenta demostrar que es un anarquista, los forenses creen que finge en su comportamiento.
La vista oral quedó ayer vista para sentencia. El acusado volvió a negar su implicación en el crimen y defendió su "absoluta inocencia". En su alegato final, fue todavía más allá al mostrar su "más sentido pésame" a las familias de los dos jóvenes fallecidos.
El procesado aseguró que en sus enfrentamientos con la policía siempre ha procurado disparar a las piernas de las víctimas para poder escapar. Insistió en que jamás tuvo la "intención de matar a nadie", porque, de haberlo hecho, "habría muchos otros policías muertos". Para el acusado, "recurrir a las armas es un fracaso".
El Solitario se quejó de no tener "un juicio justo" ya que, según su opinión, el tribunal le ha negado "la presunción de inocencia". Aun así, afirmó no ser "un angelito". Y aprovechó para justificar sus atracos, ya que supone una lucha "contra el Estado, contra lo que representa". La declaración de Giménez Arbe finalizó cuando se puso a balbucear unas palabras en otro idioma y sin ningún sentido, que sonaron a árabe.
Los argumentos expuestos por el atracador más buscado de España durante más de una década no convencieron ni al Ministerio Público ni a la acusación particular.
El fiscal consideró "perfectamente acreditado" que fue El Solitario quien disparó desde un Suzuki con un subfusil automático contra dos guardias civiles que se interpusieron en su camino. Recordó, además, que se encontraron piezas de ese vehículo en una nave industrial de Pinto (Madrid), propiedad del procesado. Y el arma homicida es "un indicio definitivo y que no deja margen de error", porque era la que llevaba encima cuando fue arrestado el año pasado en Portugal.
Por todos esos motivos, el fiscal cree que El Solitario es autor de dos delitos de asesinato con alevosía, dos delitos de atentado y uno de tenencia de armas de guerra, para los que pide una pena de 52 años y medio de prisión, así como una indemnización de 200.000 euros para cada uno de los progenitores de los agentes y de 100.000 euros para la pareja sentimental de uno de los guardias, con la que se iba a casar.
Para José Aguilar, abogado de la acusación particular, las pruebas son "abrumadoras y contundentes". Por su parte, García Montes, abogado de Giménez Arbe, solicitó la absolución de su cliente y cuestionó las contradicciones de los testigos.
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