Este artículo se publicó hace 15 años.
La crisis aumenta el interés por continuar los estudios sobre todo superiores
Los problemas para encontrar trabajo a causa de la crisis van a aumentar en los próximos años los incentivos para continuar estudiando, subraya la OCDE, que recuerda que los mayores beneficios en término de nivel de formación es para los que han hecho estudios superiores.
"Las perspectivas de trabajo tienen una influencia real en la decisión de los jóvenes de continuar su educación", señala en el informe "Panorama de la educación" que hoy publica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
A ese respecto, la organización precisa que haber realizado estudios superiores (universitarios o formación profesional de grado superior) ofrece una ventaja en términos de aumento de ingresos durante la vida laboral el doble de importante que quedarse con una graduación de estudios secundarios, y todo ello descontando la inversión necesaria para tener esa formación.
La ganancia suplementaria por haber realizado estudios superiores es para los hombres durante su vida activa de 186.000 dólares de media en la OCDE, y llega a superar los 300.000 dólares en Italia y Estados Unidos.
El beneficio suplementario para los universitarios es, sin embargo, notablemente inferior para los hombres en Suecia (109.112 dólares), España (103.748) y Turquía (74.185).
La otra cara de esa realidad es que un 42% de las personas que no han llegado a una cualificación de secundaria superior no tienen empleo. Además, los que tienen una baja cualificación una vez que están en paro corren mucho más riesgo de convertirse en desempleados de larga duración.
En el conocido como el "Club de los países desarrollados", el número de personas que han alcanzado estudios superiores ha crecido a un ritmo del 4,5% anual entre 1998 y 2007, y la progresión ha sido de al menos el 7% anual en Irlanda, Polonia, Portugal, España y Turquía.
La consecuencia de ese ascenso, que va a continuar en un futuro próximo, es que en 2007, un tercio de los jóvenes de 25 a 34 años habían llegado a ese nivel universitario o equivalente (en torno al 50% en Canadá, Japón y Corea del Sur).
Otra tendencia reciente es la creciente cobertura educativa para los niños de 3-4 años: de un grado de escolarización del 41% en 1996 se ha pasado al 71% en 2007.
Las mayores subidas (se han más que doblado las cifras) se han constatado en Dinamarca, España, Noruega, Corea del Sur, Portugal, Alemania, Suiza, Finlandia, Suecia, Polonia y México, mientras en Nueva Zelanda, Grecia, Islandia, Irlanda, Australia, Francia, Estados Unidos y Holanda el alza ha sido menor al 50%.
El gasto total en educación en la OCDE se situó en el 6,1% del Producto Interior Bruto (PIB), con más del 7% en Dinamarca, Islandia Corea del Sur y Estados Unidos.
El mapa de inversión pública en educación es algo diferente, ya que si para el conjunto de la organización supuso el 5,2% del PIB, los mayores porcentajes fueron de Suecia (6,8%), Noruega (6,6%), Finlandia (6,1%) y Francia (5,6%), mientras cerraban la lista Alemania (4,4%), España (4,3%), Japón (3,5%).
El gasto por alumno en la educación primaria y secundaria ha subido un 35% entre 1995 y 2006 en un contexto de relativa estabilidad del número de estudiantes, mientras en los niveles superiores la inversión por estudiante cayó un tercio en gran medida por el efecto del alza en el número de universitarios.
Aunque en 2006 el 85% del dinero consagrado a la educación procedía de fuentes de financiación públicas, desde 2000 la aportación privada ha crecido a un ritmo superior, sobre todo correspondiente a las familias de los propios estudiantes.
Esta tendencia es más acusada en la enseñanza superior, donde el peso de los fondos públicos en los 18 países en los que hay datos se ha reducido del 78% en 1995 al 76% en 2000 y al 72% en 2006.
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