'Nuestro dinero es como una goma de mascar, lo estamos estirando y estirando todo lo que podemos'. Joel Cañizares se ha quedado sin trabajo y está intentando pagar su hipoteca. Muestra sus manos, rudas, callosas. Le da igual. Para este mexicano lo más importante es sobrevivir a la crisis y trabajar.

Mientras Joel busca empleo, Jorge Hernández, de 29 años, decidió regresar a México el pasado lunes; renovó su pasaporte dos días después y subió a un avión a las nueve de la mañana. Vivió 96 horas intensas en las que dejó atrás 12 años de trabajo como camarero en un restaurante de Florida. 'Ganaba de 800 a 900 dólares y querían a alguien que cobrara menos', dijo Hernández. 'Aquí no veo ningún futuro. Pero allí sí, al menos tengo a mi familia'.

«El sueño americano se ha convertido en la pesadilla americana»

Los Joeles y Jorges se multiplican cada día. El índice de desempleo entre los inmigrantes latinos subió de 5,1% a fines del 2007 al 8% a finales del 2008, según un estudio del Centro Hispano Pew. Por otro lado, entre los latinos nacidos en Estados Unidos el paro subió de 6,7% a 9,5%.

Implicación presidencial

El propio Barack Obama reconoció que 'nadie ha sido más afectado' por la recesión que los latinos. En una entrevista difundida el pasado martes, Obama comentó a la cadena de televisión hispana Telemundo en Fort Myers que los latinos, la primera minoría del país, son los más golpeados por la crisis económica. En este colectivo se registran los mayores índices de desempleo, de personas sin seguro médico y de juicios por embargos hipotecarios.

El Senado aprobó esta semana su versión del plan de estímulo económico que asciende a 828.000 millones de dólares y la Cámara de Representantes ya lo hizo la semana pasada por 820.000 millones. Lo que no se sabe es hasta qué punto ayudará a recuperar el empleo latino.

El sector de la construcción ha perdido 60.000 empleos desde el fin de 2007 hasta fines del 2008, según el estudio del Centro Hispano Pew. 'Los hispanos están en estas áreas laborales de una manera desproporcionada al resto de la población', según Rakesh Kochhar, autor del estudio. Durante el auge del mercado de la vivienda era más rápido y lucrativo dar préstamos a familias hispanas sin exigir pruebas de ingresos pero con tasas de interés más altas.

Por otro lado, el fenómeno del inmigrante que regresa a su país natal es relativamente nuevo. Además, coincide con una disminución en la cantidad de latinos que llegan en busca del sueño americano. La emigración mexicana, la más grande del país, ha bajado un 42% en los dos últimos años y 300.000 indocumentados menos cruzaron la frontera anualmente en los últimos cuatro años, de acuerdo con el Centro Hispano Pew.

Envío de remesas

Los efectos de la crisis también han golpeado el envío de remesas, según el Fondo Multilateral de Inversiones del Banco Interamericano de Desarrollo (FOMIN). Hasta el año pasado, las remesas habían crecido anualmente a niveles de dos dígitos. Al retorno voluntario se suma el aumento de las deportaciones, explica Lou Martínez, portavoz del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EEUU.

Los latinos que tienen negocios en EEUU con una clientela fundamentalmente latina manifiestan que el poder adquisitivo de esta minoría ha bajado por la pérdida de empleos. El dueño de un supermercado en Sarasota, Nelson Martínez, explica que en los últimos meses las ventas han caído un 50%. 'Antes compraban diez kilos de arroz y cinco de frijoles, ahora compran de kilo en kilo', afirma Nelson Martínez. Desde este super también se hacen envíos de dinero. Y la cifra de remesas ha disminuido drásticamente. 'Hace un año, en un viernes de pago se enviaban unos 10.000 dólares, ahora es muy raro llegar a los 5.000', concluye Nelson.

Arturo Rivera, director del periódico Pura Vida, que se distribuye en varios estados norteamericanos, comentó que la publicidad ha empezado a bajar, lo que les ha obligado a editar el diario con un menor número de páginas. Por su parte, Fernando Sensen, un colombiano casado con una cubana, dice que cada día reciben dos o tres recordatorios de que están atrasados en los pagos de sus dos propiedades: 'Estamos tratando de vender una o llegar a algún arreglo de pago para no perder una o incluso las dos. Pero el problema es que nadie compra'.

Sensen, que conduce una limusina en Miami, comenta que 'las empresas ya no autorizan transporte de lujo' para sus ejecutivos. 'Hago la mitad de los siete viajes diarios que hacía hace unos meses. Este era un gremio que pagaba bien; era normal recibir propinas de 30 dólares y ahora son cinco'.

Sensen y su esposa son contundentes al afirmar que las oportunidades que tenían han terminado: 'El sueño americano, para muchos latinos, se ha convertido en la pesadilla americana'.