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La crisis da un respiro al cambio climático

Las emisiones de gases de efecto invernadero descendieron el año pasado un 8%. España está todavía a 27 puntos de cumplir el Protocolo de Kioto

MARÍA GARCÍA DE LA FUENTE

El estancamiento del sector de la construcción y, como consecuencia, la caída en la fabricación de cemento, tejas, ladrillos, azulejos y baldosas tiene una lectura positiva: las emisiones de gases de efecto invernadero en 2008 descendieron en el sector industrial un 10,2%.

Los gases emitidos en el sector eléctrico también se redujeron en un 16,1%, por el mayor consumo de gas natural y la bajada del carbón, según los datos facilitados ayer por la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera. Estos dos sectores son responsables de la mitad de las emisiones españolas (el otro 50% procede del transporte, hogares y agricultura).

Así, la estimación del Gobierno para el conjunto de 2008, en todos los sectores, apunta a una reducción de las emisiones del 8% respecto a 2007, lo que supone un descenso de 10 puntos y sitúa a España en un incremento del 42% de las emisiones en 2008, respecto a 1990. El Protocolo de Kioto permite que las emisiones de España crezcan un 15% en el período 2008-2012, respecto a ese mismo año.

El primer año de cumplimiento, 2008, ha empezado con la mayor caída en las emisiones en España. Es un buen paso, pero insuficiente. Así que la pregunta ahora es si este descenso se ha debido a aspectos coyunturales o a una tendencia clara en el cambio de modelo.

Ribera reconoció ayer que la industria redujo sus emisiones por el descenso de la producción en los sectores vinculados a la construcción, pero aseguró que en el sector eléctrico 'no tiene que ver con algo coyuntural, y no se puede achacar a la crisis económica, sino a un uso menos intensivo en energía y con un incentivo de precios'. Así, en 2007 los precios del petróleo y el gas eran baratos, mientras que el del carbón se mantenía caro, por lo que no había un incentivo a cambiar. En 2008 ocurrió lo contrario: el carbón subió de precio, y fue un incentivo para consumir gas. Y esto tuvo un reflejo en los gases de efecto invernadero.

La generación de electricidad por carbón redujo sus emisiones en un 36,3% el año pasado respecto a 2007, y por fuel en un 14,8%, mientras que las centrales de ciclo combinado de gas crecieron sus emisiones en un 32,9%. Además, la producción de energía a partir de gas es más eficiente que con carbón, y de hecho la intensidad energética ha caído un 10% entre 2004 y 2008.

Junto con el gas, otras fuentes energéticas no emisoras de dióxido de carbono (CO2) como la nuclear y las renovables también crecieron el año pasado respecto a 2007. La primera en un 7%, y las segundas en un 20%. Por el contrario, la producción hidroeléctrica se redujo en un 14%, debido a la sequía, que se mantuvo hasta el último trimestre del año.

 

Frente a la interpretación del Gobierno, las organizaciones ecologistas WWF España y Ecologistas en Acción consideran que los buenos datos se deben a la coyuntura económica y no aprecian una nueva tendencia. 'El cambio de carbón al gas es una cuestión económica, y nada ningún dato que nos indique que es un cambio de modelo productivo', apunta Pablo Cotarelo, responsable de cambio climático de Ecologistas en Acción.

Cotarelo añade que, en la segunda mitad del año pasado, ya se apreció una bajada en el consumo eléctrico, por los primeros síntomas de la crisis financiera, y aumentó la producción de eólica, con lo que al final de año el consumo eléctrico sólo había crecido un 1,2%. La cuestión es si con un crecimiento del consumo y del PIB habrían crecido las emisiones.

Por su parte, el experto en energía de WWF España, Heikki Willstedt, apunta que 'todo el descenso en las emisiones es achacable a la crisis, no sólo lo del sector industrial. En la industria no se ha puesto en marcha ninguna medida para reducir emisiones, y se ha logrado todo por reducción de producción: se fabricó un 43% menos de cemento y un 50% menos de automóviles y, como consecuencia, cayeron también las industrias de componentes', apunta.

En el sector eléctrico, Willstedt señala que 'no se ve el impacto de ninguna medida en el ahorro y eficiencia energética' y añade: 'España tiene el precio de la electricidad más barato de todo el entorno europeo y eso no es un incentivo para ahorrar'.En el sector transportes, Willstedt advierte que los elevados precios del barril del petróleo no fueron la consecuencia del descenso en el uso de los vehículos, sino que fue la bajada en la producción industrial lo que trajo como consecuencia una menor necesidad de transporte de mercancías.

El Gobierno considera que la Estrategia Española de Cambio Climático y Energía Limpia es válida al 100%, y Ribera confía en que las medidas adoptadas tengan más efecto los próximos años.

Por otra parte, de las 1.091 instalaciones españolas con derechos de emisión asignados en el primer plan 2008-2012, un total de 27 han cerrado, según los datos conocidos ayer. Un tercio de ellas pertenecen a la industria de fabricación de tejas y ladrillos. Es otro efecto más de la crisis financiera.

El Plan Nacional de Asignación de Derechos de Emisiones repartió 153,88 millones de toneladas en derechos de emisión a las industrias y al sector eléctrico, y 75 millones, es decir, la mitad de estos derechos han entrado al mercado internacional de compra-venta.

Los datos de quién compra y vende son confidenciales, pero se puede intuir que, dado que las industrias asociadas a la construcción han reducido su producción y por tanto emiten menos y son excedentarias en derechos, una parte importante ha ido a los mercados. Sin embargo, cuando vuelvan a producir tendrán que comprar.

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