La crisis, de fondo y en múltiples formas, abarrota calles y colorea el ruido

Las 379 fallas grandes que están ya "plantadas" por toda Valencia reflejan este año con su habitual sarcasmo, colorido e imaginación las múltiples caras de la crisis, tanto económica como política, de 2009 y su repercusión en la fábrica de una fiesta cuyo ruido pirotécnico inunda ya la ciudad.

Con un presupuesto global de 7,43 millones de euros, 1,13 millones menos que lo invertido por las comisiones el año pasado, las fallas grandes de 2010 han sufrido los efectos de la crisis en las fiestas valencianas y su principal ejemplo está en la "estrella" mediática de los últimos años y ganadora ininterrumpida del primer premio de la sección Especial desde 2004, Nou Campanar.

Esta comisión, que desde sus inicios en 2002 apostó por los más elevados presupuestos y este año levanta un grupo escultórico de 22 metros de altura para plasmar alegóricamente "El beso" que le da el mar a la tierra -y los de Obama y Sarkozy a sus mujeres y de Berlusconi a sus "velinas"-, se ha gastado 600.000 euros en su monumental falla, 300.000 menos que la pasada edición.

Esta noche se sabrá si conquista su séptimo máximo galardón o si, por el contrario, se rompe la tendencia y le arrebata el cetro alguna de las otras doce que conforman Especial como Exposición (con un presupuesto de 150.000 euros y ganadora del primer premio en Infantil), Convento Jerusalén (300.000 euros), Na Jordana (140.000 euros), Plaza del Pilar (210.000 euros) o Sueca-Literato Azorín (300.000 euros); la del Ayuntamiento (que ha costado 230.000 euros) está fuera de concurso y lleva por lema "Falles o treballes?".

Todas ellas suscribieron hace unos meses un compromiso de que para las Fallas de 2011 se limite el presupuesto a 100.000 euros, una posible medida que ha generado controversia en los estamentos festeros y que pretende reducir las diferencias económicas entre unas comisiones y otras. Los artistas han clamado contra lo que puede suponer un grave recorte financiero a sus talleres.

Ajena a ese debate interno, la multitud de valencianos y turistas que pasea ya por todo el centro de Valencia bajo un sol primaveral pero unas temperaturas que aún recuerdan el crudo invierno que ha pasado esta ciudad no para de sacar fotografías y comentar, mientras degusta los típicos buñuelos de calabaza, los detalles de cada catafalco.

Ni el fondo ni sus formas varían demasiado de un año para otro. Las alegorías fantásticas, los recuerdos históricos, el sarcasmo clasicista y el espíritu mediterráneo siguen siendo ejes habituales de unos monumentos que esconden entre sus "ninots" las críticas mordaces sociales y políticas más comentadas.

Los temas más recurrentes de las fallas grandes pasan principalmente por la crisis económica y sus consecuencias, la política y sus actores, el deporte y sus ídolos, el medioambiente y su destino, los cotilleos y sus vicios, las costumbres y sus colores, el más allá y sus pecados o las familias y sus orgullos.

Rebuscando, el aficionado puede descubrir un año más a los políticos más famosos, desde Zapatero y sus ministros hasta Camps, Rita Barberá, Ricardo Costa u Obama, incluyendo los temas más candentes del año pasado, desde el caso "Gürtel" y sus trajes hasta el Plan E y sus obras, pasando por trasplantes innovadores -con un Cavadas reconvertido en jovencito Frankestein-, fichajes futbolísticos y, cómo no, la muerte de Michael Jackson, uno de los "ninots" más veteranos y más quemados cada 19 de marzo.

Y como no solo se vive de ver fallas, Valencia ofrece un completo cartel taurino, un cóctel sinfín de ruido -desde la "despertà" hasta los castillos nocturnos de fuegos artificiales, pasando por la multitudinaria "mascletà" de la plaza del Ayuntamiento-, verbenas en cada barrio, cientos de puestos de buñuelos, docenas de calles cortadas al tráfico y profusamente adornadas e iluminadas, un constante olor a fiesta y un 80% de ocupación en los hoteles.

Mañana, el plato fuerte será el inicio de la Ofrenda a la Virgen de los Desamparados, en la que desfilarán unos 100.000 falleros para depositar las flores que tejerán el inmenso manto primaveral de la conocida popularmente como "Geperudeta".