Este artículo se publicó hace 13 años.
Crisis y cambios políticos
La polémica
Roce ideológico
Ni un año ha durado Blanca Portillo al frente del Festival de Teatro Clásico de Mérida. El viernes anunció que se marchaba al final de esta edición. Hay "muchas razones", dijo. Entre ellas, las diferencias que ha tenido con el nuevo Gobierno de la Junta de Extremadura, del PP, y con el Ayuntamiento de Mérida, en manos igualmente de los conservadores desde las elecciones municipales y autonómicas de mayo. Portillo había llegado al festival de la mano de Guillermo Fernández Vara, del PSOE, quien la llamo a finales del año pasado para sustituir a Francisco Suárez.
El comunicadoPresiones
Blanca Portillo y Chusa Martín, directoras del Festival de Mérida, explicaron ayer en un comunicado el proceso que llevó a la retirada de la fotografía de Asier Etxeandía y la posterior decisión de no plantearse seguir otro año al frente de la dirección del certamen. "Desde el cambio de Gobierno, tanto desde el Ayuntamiento como desde la Consejería de Cultura y Educación de la Junta de Extremadura se realizaron numerosas peticiones para que la fotografía fuera retirada de la exposición, si bien estas peticiones siempre se hicieron a través de terceros, excepto la realizada por la propia consejera de Cultura, a través de llamada telefónica a Blanca Portillo (...) El deseo de no permanecer al frente del Festival se le comunicó a la consejera de forma oficiosa en dicha conversación telefónica". Portillo y Martín aseguraron también que "la retirada de la fotografía de la exposición Camerinos' ha sido sólo uno de los motivos que ha empujado a este equipo a tomar la decisión de no continuar al frente del festival".
El dineroRecortes
Además de la falta de entendimiento político y de polémicas como la retirada de la fotografía de Asier Etxeandía, el factor económico es, en efecto, otra de las causas que han precipitado el fin de la relación entre Portillo y el festival. Cuando la actriz tomó las riendas tuvo que lidiar con una reducción de presupuesto que obligó a programar sólo cuatro obras, en lugar de las seis o siete habituales. La programación se rellenó con un ciclo de monólogos que, como indicó su productor, Fernando Ramos, era "una forma de echarle imaginación con los presupuestos que ahora barajamos". La crisis de Mérida no es la única que sufre un festival de teatro en España. Los certámenes veraniegos han tenido que apretarse el cinturón: la media de los recortes de dinero público ha sido de un 30%. Es el caso de Olmedo, Cáceres y Almagro, que también ha programado un ciclo Off, con compañías más baratas.
El contextoCancelaciones
La crisis económica que atraviesa el Festival de Mérida no es nueva. El año pasado, la obra que iba a inaugurar el encuentro teatral, Medea 2', fue cancelada unos días antes de su representación. La compañía del griego Dimitri Yanopoulis señaló que el festival no había pagado lo estipulado en el contrato. El caso destapó unas pérdidas totales de 598.000 euros en las ediciones de 2010 y 2009. Cifras que precipitaron el cese de su entonces director Francisco Suárez. Precisamente, ante estos datos, a finales de 2010 el Consejo Rector del Patronato del Festival anunció un drástico recorte del 30% en el presupuesto del festival, que pasaría de 828.000 euros a 579.000.
La políticaCambio de ciclo
En muchos casos, el ahogamiento económico ha coincidido con un cambio político. El festival Grec de Barcelona sufrió un drástico recorte en noviembre tras la llegada de CiU a la alcaldía de Barcelona y a la Generalitat de Catalunya. En Mataró, el Festival Shakespeare fue cancelado por el consistorio el pasado mes de junio 11 días antes de su inicio. El PSC, que ya tenía acordado el festival, perdió las elecciones en mayo y dejó paso a CiU. El partido de ultraderecha Plataforma per Catalunya consiguió tres concejales.
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