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Los cristianos confundieron fe y costumbres durante la expulsión morisca

EFE

Los cristianos confundieron la fe y las costumbres durante la expulsión morisca de la península, ya que les exigieron que además de convertirse a su religión adoptaran su forma de vida dejando de lado todas las tradiciones ancestrales aprendidas desde la niñez.

Así lo ha asegurado hoy el profesor de la Universidad de Burdeos III Joseph Pérez, quien ha explicado que lo que ocurrió en el siglo XVII en la Península fue más un enfrentamiento entre dos civilizaciones que un conflicto religioso.

Durante el período de expulsión, "lo que se busca no es sólo que sean cristianos, sino que lo parezcan", por lo que se encontraron ante la dificultad de renunciar a costumbres adquiridas en la infancia que suponía "morir y volver a nacer", ha dicho Pérez en el marco de unas jornadas sobre moriscos que se celebra en Granada.

Las autoridades se esforzaron entonces en que adoptaran la fe católica, a la vez que les exigían que no se distinguieran en nada de los cristianos viejos, aunque su diferencia era "de tipo social", ya que los mudéjares y moriscos hablaban árabe, se divertían, vestían, comían y vivían de forma distinta.

"No se trataba de convertir a los mudéjares en españoles porque ya lo eran", sino que la cultura musulmana constituía a sus ojos "un todo integrado" que era común desde Persia a España, por lo que querían acabar con estas costumbres, ha explicado Pérez.

Para el profesor, la expulsión morisca "se suele interpretar como un fracaso" porque España no supo asimilar a los descendientes de los moros, y si así lo hubiera hecho se hubiera conformado una sociedad "multicultural" desde el siglo XVII.

Por su parte, el profesor de la Universidad de Valencia Manuel Lomas ha desgranado las diferentes estrategias que llevaron a cabo los moriscos para adaptarse y no ser expulsados, lo que los convirtió "en un sujeto activo" durante estos cambios.

Los bandos de la Corona permitían licencias para que no fueran expulsados las mujeres casadas con cristianos viejos, los niños menores de 4 años, los ancianos, los antiguos esclavos o quienes demostraban ser "buenos cristianos", ha señalado.

En este sentido, algunos decidieron entrar en monasterios y conventos a cambio de donar sus propiedades a la Iglesia, otros padres -aunque pocos- entregaron a sus niños a tutores y también se quedaron en la península quienes desarrollaban oficios especiales.

Los moriscos llevaron a cabo otras vías como los certificados falsos de edad y enfermedad, los matrimonios de conveniencia de las moriscas con cristianos viejos e incluso otros que sobornaron a altos cargos para conseguir pruebas falsas.

"La manera más radical fue la rebelión", ha indicado Lomas, pero la Corona respondió con contundencia y acabó al poco tiempo con estos levantamientos, lo que provocó que los que consiguieron escapar y "se convirtieran en bandoleros".

Debido a todas estas estrategias de la población morisca la Corona perdía eficacia al expulsarlos a pesar del "enorme esfuerzo logístico" y al dispositivo judicial avanzado, ha añadido Lomas.

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